La convicción de que es posible un mundo menos amenazado y más justo constituyó ayer el eje del discurso pronunciado por Felipe de Borbón en la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias. El recuerdo a quienes han sido golpeados por el terrorismo, la apelación a dotar a la ciencia en España de "los medios necesarios" y la defensa del Estado del bienestar marcaron una intervención en la que el heredero configuró una apuesta de futuro.

Al reseñar la trayectoria del economista Paul Krugman, premiado en la categoría de Ciencias Sociales, recordó que para éste el libre mercado "no es una religión", y, acto seguido, añadió: "Un Estado del bienestar cada vez más sostenible debe ser un objetivo vital y prioritario para todas las sociedades que buscan afrotar con eficacia los retos de la globalización, con vistas a alcanzar un desarrollo equilibrado y justo".

Acompañado por su esposa, Letizia Ortiz, el Príncipe destacó en el abarrotado Teatro Campoamor de Oviedo no sólo la felicidad que les une como pareja, sino su ilusión compartida de "formar una familia". Una pista que algún asistente amigo de las especulaciones interpretó en clave de hipotético embarazo. La reina Sofía e Iñaki Urdangarín, duque de Palma, también asistieron al acto.

Tras condenar con firmeza el terrorismo, "con todas sus ramificaciones, modalidades y conexiones", el heredero abogó por una lucha eficaz contra la violencia con los instrumentos que proporciona el Estado de derecho. También hizo un canto a la unión "en la pluralidad" y señaló que "los pueblos de España unidos son la mayor garantía para la estabilidad y el progreso".

A la hora de hablar de los premiados, Felipe destacó la "poderosa creación intelectual" del escritor Claudio Magris, así como su "resistencia al desánimo", su "reivindicación de la utopía" y su defensa encendida de la necesidad de vivir "con esperanza".

EL MAESTRO DE LUCIA Especialmente cálidas fueron las palabras que dedicó al guitarrista Paco de Lucía, "maestro admirado por músicos del mundo entero". "Es el primer artista --dijo-- que ha hecho sonar en la guitarra flamenca la protesta, la memoria insomne y la rabia".

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