El príncipe Felipe y su prometida, Letizia Ortiz, desembarcaron el viernes en Mallorca procedentes de Miami, donde habían pasado por un particular vía crucis. Los novios, que llegaron al aeropuerto estadounidense en un avión privado desde Nassau (Bahamas), fueron registrados de arriba abajo por la policía, que miró minuciosamente en sus equipajes antes de dejarles embarcar en un vuelo de Iberia de regreso a España que se retrasó a causa del incidente.

Según publicó ayer el diario Miami Herald, Felipe, Letizia y cuatro guardaespaldas llegaron en vuelo privado al aeropuerto de Miami a las cinco de la tarde del Jueves Santo. Cuando fueron a recoger su equipaje para volar hacia España tres horas más tarde, la policía les ordenó que abrieran las maletas. Según el periódico, en ese momento saltó la polémica entre los servicios de seguridad del aeropuerto y el entorno del Príncipe, que consideró que era "una forma poco apropiada" de tratar al heredero. "¡Somos vuestros aliados, no podéis hacer esto!", asegura el diario que clamó un guardaespaldas al identificar a sus acompañantes.

El periódico afirma que un funcionario del Consulado español en Miami calificó el incidente como "una violación de protocolo". La Casa Real, sin embargo, restó ayer importancia al suceso y atribuyó el registro al "incremento de las medidas de seguridad tras los atentados del 11-S y el 11-M". Por su parte, el alcalde de Miami, Alex Penelas, ha envíado sus disculpas a Felipe y ha abierto una investigación.

Según el Miami Herald, el problema se debió a que el Príncipe no avisó de su llegada con la suficiente antelación a las autoridades (la ley exige un mínimo de 72 horas), lo que provocó que tuviera que pasara el registro habitual. No obstante, Felipe y Letizia fueron inspeccionados en una habitación por "tres policías con experiencia en el trato a vips ".