El 'alumbrao', en los balcones, y la caseta con los bailes y farolillos, en el salón. Los sevillanos viven con pesar que el coronavirus les haya hurtado su estación favorita, la primavera, y las fiestas grandes de la ciudad. Pero muchos no se resignan a no vivirla, por lo que tiran de ingenio, como ya hicieron en Semana Santa, y se disponen a celebrar una Feria de abril atípica donde harán realidad la máxima feriante de que la caseta es la prolongación de la casa durante esa semana. Iniciativas, y ganas, no faltan a la espera de comprobar cómo será ese evento alternativo que el ayuntamiento hispalense baraja para el mes de septiembre.

Algunos grupos de amigos ya desempolvan la ropa de gala y los mantones de Manila para acicalarse este sábado y vivir, aunque sea por videoconferencia, la fecha grande de la feria: la cena del 'pescaíto' frito y el tradicional 'alumbrao' que da comienzo oficial a la fiesta. Por las redes sociales pululan ya varias iniciativas animando a los sevillanos a apagar las luces de la terraza y encenderlas todas de golpe a la medianoche, para mayor disgusto de la compañía eléctrica por el pico de tensión. Una fórmula de simular el impresionante efecto de encendido de la portada que cada año se asoma a las televisiones de todo el mundo.

Para que todo sea lo más parecido posible, las empresas más avispadas ya comercializan el kit del feriante, con farolillos de papel, embutidos (incluido jamón ibérico), catavinos y botellas a discreción de manzanilla o fino, que cada feriante mezclará a su gusto a fin de obtener el típico rebujito. Las pescaderías ofrecen productos variados para freír en casa y también marisco, y los más cómodos siempre pueden recurrir a las freidurías que, durante todo el confinamiento, sirven a domicilio.

CORTINAS Y FAROLILLOS A MANO

No hay caseta que se precie sin decoración ni banda sonora. Los más mañosos ya preparan farolillos de papel o fotografías de otros años para adornar las paredes, aunque faltarán las emblemáticas lonas de rayas rojas, verdes y blancas. Y basta echar un vistazo a cualquier red social de música para comprobar como en los últimos días han proliferado las listas de reproducción de sevillanas. Alguna marca de bebidas incluso ha improvisado una escuela de palmas este domingo para enseñar cómo se marca el ritmo, haciendo un llamamiento a que el aplauso de las 20.00 horas a los sanitarios se haga este martes de feria al compás de sevillanas. Teniendo en cuenta la sensibilidad y el respeto por quienes se están dejando la piel estos días, presentamos un programa para vivir la feria desde casa. Una fiesta que nunca olvidaremos, y humildemente queríamos estar ahí, explica Bernardino Rodríguez Quirós, responsable de Puerto de Indias, una ginebra hispalense elaborada en una de las destilerías más antiguas y con mayor tradición de Andalucía.

CASETA VIRTUAL Y SOLIDARIA

Y aquellos a los que la celebración en casa se les quede corta siempre tendrán la opción de rememorar festejos taurinos de otros años en el ordenador o dar un paseo por el Real de la Feria, aunque sea de manera virtual. Estos días, los operarios se afanan en desmontar la portada, que estaba a medio construir, y el terreno donde se iba a celebrar la fiesta volverá a ser páramo. Pero en el mundo digital, el espacio luce impecable, con sus casetas repletas e incluso un contador en la portada esa que nadie verá encendida este año- para recordar que, a las 20.00 horas, toca dejar de bailar y aplaudir a los que combaten el coronavirus desde primera línea.

Vimos que la gente estaba desesperada, después de tantos días de encierro, que nos han quitado la Semana Santa, la Feria, y pensamos que era una forma de desahogarse y evadirse de la realidad, explica Gabriel Carvajal, de la empresa Virtual Soft. En apenas dos semanas, esta empresa sevillana especializada en experiencias inmersivas diseñó una plataforma desde la que cualquiera puede dar un paseo por el Real y visitar alguna del millar de casetas que se instalan cada año para escuchar flamenco. La propuesta, añade, tiene además un trasfondo solidario, ya que cualquier visitante puede adquirir su propia caseta y el dinero recaudado se donará al Banco de Alimentos y Cáritas para ayudar a las familias que lo están pasando realmente mal y, de paso, recordar que la feria es, sobre todo, un estado de ánimo.