Las bombillas halógenas caerán en desuso no solo por ley de vida, sino por la fuerza, pues la Unión Europea ha fijado su prohibición a partir de hoy por una cuestión medioambiental y energética. Llega la irrupción definitiva de las bombillas LED, que según Bruselas permitirán ahorrar el 15% de la factura doméstica de electricidad.

En los últimos meses ya se había vetado la fabricación de los dispositivos halógenos, pero la directiva europea fija para ahora la prohibición de la comercialización y la introducción progresiva de la tecnología LED, que según Bruselas permitirá en el 2020 un ahorro de electricidad equivalente al consumo anual de 11 millones de hogares. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el aumento en las ventas de las bombillas LED a raíz de la desaparición de las halógenas provocará una bajada de precios.

La medida que fulmina las halógenas es una continuación de la estrategia fijada en el protocolo de Kioto, que estableció una serie de actuaciones para paliar las emisiones de gases que producen el efecto invernadero con el objetivo de conseguir una iluminación más eficiente y sostenible.

Aparte de la durabilidad, el ahorro energético es una de las principales ventajas de las bombillas LED, ya que consumen el 90% menos que las halógenas.

Las lámparas fabricadas con este material ofrecen la misma cantidad de electricidad, pero consumiendo una décima parte de la energía, por lo que son hasta diez veces más eficientes que la antigua bombilla incandescente, ya en desuso.