Tiene categoría 4, arrastra vientos de 230 kilómetros por hora y se prevé que provoque una subida de las mareas de un mínimo de tres metros, lo que podría inundar con extrema violencia las zonas costeras. Esa es la amenaza que se cierne a estas horas sobre el noroeste de Florida, un huracán con unas características nunca vistas en aquella región del estado desde que comenzaron los registros en 1851 y que anoche ya empezó a tocar tierra. Semejantes atributos han convertido al huracán Michael en una bomba en potencia, un artefacto de lluvias torrenciales y latigazos de viento que han llevado a los gobernadores de Florida, Alabama y Georgia a declarar el estado de emergencia.

Michael es el segundo huracán de categoría 4 que barre las costas de Florida en los últimos 13 meses. El anterior se llamó Irma y acabó dejando unos destrozos menores de lo previsto inicialmente. La diferencia esta vez es que las autoridades han tenido menos tiempo para reaccionar porque la tormenta ha crecido más rápidamente.

En solo dos días ha pasado de ser una depresión tropical que se acercaba al golfo de México a un huracán de grandes dimensiones. «Esta es lapeor tormenta que hemos visto en esta región de Florida en más de un siglo», ha dicho Rick Scott, el gobernador del estado. «Las comunidades de toda nuestra costa sufrirán una devastación inimaginable».

El huracán tocó tierra ayer a la altura de Panama City, situada entre Pensacola, al oeste, y la capital de Florida, Tallahassee, al este. Veintidós de los 24 condados del estado han ordenado evacuaciones. En total 375.000 personas, aunque las autoridades han advertido que en algunas zonas ya es tarde para marcharse. «Algunos han esperado demasiado, creo que no se han dado cuenta de que las cosas podían empeorar. Si estás en la costa, debes buscar cuanto antes un refugio», avisa el gobernador en una entrevista.

CALLES INUNDADAS

Las imágenes de televisión muestran ya ríos de agua avanzando torrencialmente por las calles costeras de algunas localidades. No solo preocupa la fuerza brutal de los vientos, sino también la subida de las mareas, que en algunos puntos podrían alcanzar los cuatro metros. El Centro Nacional de Huracanes sostiene que la tormenta es «potencialmente catastrófica».

Las autoridades han advertido a la ciudadanía de que se prepare para hacer frente a cortes de luz, de agua y a sistemas de transporte paralizados. Muchos colegios y oficinas gubernamentales han cerrado, mientras que la producción petrolera de la región se ha reducido sensiblemente para proteger sus infraestructuras. Solo en Florida se ha movilizado a 2.500 soldados de la Guardia Nacional para participar en las tareas de emergencia.