Un equipo de paleontólogos ha descubierto en el desierto de An Nefud, en el norte de Arabia Saudí, la falange fosilizada de un dedo de homo sapiens con una antigüedad de al menos 85.000 años, probablemente 90.000, lo que confirma que la expansión de nuestros antepasados fuera de África fue anterior y tuvo un mayor impacto de lo que se pensaba hasta hace poco. Con la excepción de unos restos hallados recientemente en Israel, considerado una continuidad geográfica, el pequeño hueso es el más antiguo de nuestra especie localizado fuera de su cuna africana.

La investigación la han coordinado Michael Petraglia, del Instituto Max Planck de Ciencia de la Historia Humana, en Jena (Alemania), y Huw Groucutt, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), con la colaboración de colegas alemanes, británicos, saudís, australianos, españoles (CENIEH, en Burgos), canadienses y paquistanís, entre otros. El trabajo se ha publicado en la revista Nature Ecology & Evolution.

La hipótesis principal sobre el poblamiento del mundo sostiene que los humanos modernos no africanos proceden de unos homo sapiens que se aventuraron a abandonar África hace unos 60.000 años. No fueron los primeros en dejar el continente, puesto que se conocen en Israel diversos yacimientos muy antiguos (de hasta 190.000 años), pero se consideraba que todas las anteriores incursiones fuera de Africa no tuvieron continuidad. No se consolidaron. Sin embargo, restos muy antiguos localizados en China, Australia y ahora Arabia Saudí muestran la complejidad de los primeros éxodos humanos.