Los consumidores franceses son cada vez más sensibles a las condiciones en las que se crían los animales que luego acaban en los estantes del supermercado y las grandes empresas de distribución han terminado por incluir en sus estrategias de venta esta demanda.

Desde hace meses, son muchas las que se han comprometido a dejar de comercializar huevos procedentes de gallinas ponedoras criadas en jaulas. La última, Les Mousquetaires, tercer gran grupo galo al que pertenece Intermarché, que en tres años dejará de vender los de su propia marca y en ocho los de sus proveedores, según indicaba este lunes el diario ‘Le Monde’.

Antes lo hizo Carrefour, líder francés de las grandes cadenas de distribución, que anunció su decisión el pasado 20 de diciembre y estableció los mismos plazos (2020 y 2025) sumándose así a firmas como Lidl, Aldi, Norma o Super U. En abril del 2016, fue Monoprixel primero en iniciar el cambio siguiendo los pasos de Atac y la belga Colruyt.

También el mundo de la restauración colectiva ha empezado a darle la espalda a los huevos de gallinas enjauladas. Empresas como Sodexo, Compass o Elior, que suman juntas tres cuartas partes del mercado francés, prohibirán este tipo de producto como muy tarde en el 2025.

Y la primera cadena hotelera francesa, Accor, propietaria de Sofitel, Novotel, Mercure e Ibis, sigue la estela de Marriott o Hilton y se une a la iniciativa para dejar de usarlos en tres años. Igual que muchas marcas que emplean huevos en la elaboración de mayonesas, pastas o repostería.

ADAPTAR EL SECTOR

Algunas empresas de distribución pondrán en marcha la medida en concertación con el sector avícola, en pleno cambio y obligado a adaptarse a las nuevas exigencias de aquí al 2025 para desarrollar métodos de cría alternativos a la jaula.

Francia, primer productor europeo de huevos, con 14.700 millones de unidades en el 2015, se encamina así hacia una gran transformación. Actualmente, el 68% de los 47 millones de gallinas ponedoras viven en cautividad, el 25% están en gallineros con acceso al exterior y el 7% se crían en el suelo pero no al aire libre.

Francia está claramente por detrás de sus vecinos europeos, donde la media de cría de aves dispuestas en batería es del 56%. Además, en Bélgica, Holanda y Alemania los supermercados prescinden ya de huevos frescos que vienen de gallinas estabuladas.

Empujados por los consumidores, las asociaciones de defensa del medio ambiente y las empresas de distribución y restauración, el sector avícola deberá amoldarse a los nuevos tiempos y para ello reclama ayudas.

INVERSIONES DE MEJORA

La Confederación francesa de Avicultura recuerda que en el 2012 los profesionales ya tuvieron que hacer una inversión para adaptarse a la normativa comunitaria que obligaba a ampliar las dimensiones de las jaulas. Ahora, según señala en ‘Les Echos’ su director, Christian Marinov, sería necesaria una inversión suplementaria de 500 millones de euros para adaptar los gallineros al aire libre.

“La tendencia es muy positiva y habrá más anuncios en las próximas semanas. Es la primera vez que un cambio en las condiciones de cría se hace gracias al mercado y no a la legislación”, se ha felicitado Johanne Mielcarek, encargado de la campaña de la asociación de protección animal L214. En mayo del 2016, un vídeo emitido por L214 mostrando las lamentables condiciones de una explotación de 200.000 gallinas suscitó una ola de indignación y los principales supermercados dejaron de comprar sus huevos.

La renuncia a comercializar huevos procedentes de animales enjaulados no significa, en cambio, que las grandes cadenas vayan a vender exclusivamente los de gallinas criadas libremente Para el consumidor, la clave a la hora de saber de dónde vienen estará como hasta ahora en el número estampado en la cáscara. Los huevos procedentes de gallinas enjauladas llevan un tres (3), criadas en el suelo un dos (2), al aire libre un uno (1) y bio un cero (0).