Nueve modelos de móvil, entre los 80 analizados en el 2018 por la Agencia Nacional de Frecuencias (ANFR) francesa, incumplieron la normativa europea de radiaciones. Tres más se han detectado en lo que va del 2019. La agencia y todos los expertos consultados excluyen que eso represente un problema para la salud, pese a que la máxima radiación detectada en esos aparatos superaba el umbral legal. Ese límite es, sin embargo, decenas de veces inferior al umbral de peligro fijado por la comisión internacional para la protección de las radiaciones ionizantes (ICNIRP, por sus siglas en inglés).

El hallazgo revela, no obstante, que algunas empresas de telefonía están tardando más de la cuenta en cumplir una nueva normativa europea, la directiva RED, que se traspuso a las leyes nacionales a mediados del 2017. Esta directiva actualiza el umbral de radiaciones consentido anteriormente, teniendo en cuenta que los móviles actuales son planos y es común que se lleven pegados al cuerpo.

Agencia y expertos rechazan que el incumplimiento represente una conspiración de las empresas, como afirma la organización activista francesa Phonegate Alert. Esta compara la situación con el dieselgate, el fraude en el cálculo de emisiones tramado por fabricantes de coches. De hecho, tras la notificación de la agencia francesa, las empresas retiraron dos móviles del mercado del país vecino (el Orange Hapi y el Neffos X1 TP902) y actualizaron los otros 10 para ajustar sus radiaciones al umbral legal.

UMBRAL DE SEGURIDAD

En el corazón de la cuestión está una unidad llamada Tasa de Absorción Específica (SAR, en sus siglas inglesas) que mide cuántas radiaciones son absorbidas por el cuerpo. Como no se puede introducir una sonda en la cabeza de una persona, se suele medir en maniquís rellenados con un líquido que simula los tejidos.

La SAR en la cabeza y en el tronco tiene que estar debajo de un umbral para que una empresa pueda vender un móvil en Europa. En 1999 se estableció que el umbral era de 2 vatios por kilogramo cuando el móvil estaba a una distancia máxima del cuerpo de 25 milímetros.

EL GROSOR DEL MÓVIL

«Antes el grosor del móvil creaba una distancia con el cuerpo. Pero desde la aparición del iPhone se han impuesto los móviles planos», explica Gilles Bregant, director general de la ANFR. Por esto, la comisión europea mantuvo el valor del umbral (2 W/kg), pero estableció que su cumplimiento se debe comprobar poniendo el dispositivo a una distancia máxima de 5 milímetros en lugar de 25. Esto quedó plasmado en la directiva RED del 2016.

«El valor máximo de SAR que medimos fue de 3 W/kg, encima del máximo legal pero muy por debajo del umbral que se considera peligroso por el estándar internacional», apunta Bregant. Este estándar está fijado por la Comisión Internacional para la Protección de las Radiaciones Ionizantes (ICNIRP) en 100 W/kg. Actualmente, el organismo está en un proceso de consulta pública que podría bajar este umbral a 20 W/kg, en todo caso siete veces superior al SAR máximo detectado.

CALENTAMIENTO

«No conozco ningún modelo de móvil que produzca un calentamiento por encima de nuestro umbral», afirma Zenon Sienkiewicz, investigador del ICNIRP. «Cuando hacemos ejercicio, nuestro cuerpo produce 4 W/kg. Con 100 W/kg no se podría cocer ni una tortilla», explica René De Sèze, del Instituto Francés de Riesgos Industriales. Los laboratorios ponen los móviles al límite. «La potencia máxima es algo muy raro. Solo se da cuando hay muy mala cobertura», afirma Bregant.