El 1 de julio, y para bajar los muertos en las carreteras, el Gobierno francés limitará a 80 kilómetros por hora, 10 menos que ahora, la velocidad máxima en las vías secundarias. La decisión se incluye en las medidas adoptadas ayer por el comité interministerial de seguridad vial orientado a reducir los accidentes. Entre otras cosas, el plan prevé fuertes multas para conductores que usen el móvil, que se arriesgan a perder el carné, o bien instalar dispositivos que impidan arrancar el coche a quien supere la tasa de alcohol.

La limitación a 80 afectará a 400.000 kilómetros de carreteras de doble sentido y sin separación central, donde muere la mitad de las víctimas de accidentes.

Amparándose en cifras de los expertos, el Ejecutivo confía en evitar de 350 a 400 fallecidos al año. En el 2016, hubo 2.188 muertos y 11.560 heridos en las carreteras nacionales y departamentales francesas por accidentes atribuidos a excesos de velocidad, a despistes o a conducir bajo los efectos del alcohol o las drogas.

«No hemos intentado adoptar medidas populares, sino eficaces. La seguridad vial es cosa de todos y afecta a todos», dijo al presentar el plan el primer ministro Edouard Philippe. El plan ha sido criticado por las asociaciones de automovilistas, que lo ven ineficaz y creen que sería preferible renovar las infraestructuras.