Con tantos actos oficiales como han compartido, los príncipes herederos de las casas reales de Europa se conocen desde niños. Ahora, acaban de casarse, y prácticamente todos, con plebeyas, que por su condición no dominaban los entresijos de la realeza, el protocolo y las obligaciones. Por eso, las cinco mujeres convertidas en princesas piensan organizarse en un club de futuras reinas, según ha desvelado la argentina Máxima Zorreguieta, esposa de Guillermo de Holanda.

"No descarto que en el futuro vayamos a hacer algo juntas", comentó Máxima este fin de semana en un encuentro con periodistas al concluir una visita oficial a Turquía. La futura reina de Holanda resaltó sobre todo la buena sintonía que existe entre las cinco princesas novatas: ella misma, que se casó en el 2002; Mette-Marit Tjessem, que se casó en el 2001 con el príncipe noruego Haakon; Matilde d´Udekem d´Acoz (la única con sangre noble), con el príncipe belga Felipe en 1999; Mary Donaldson hace dos semanas con el príncipe Federico de Dinamarca, seguidos por Letizia Ortiz y el príncipe Felipe.

"Ultimamente nos hemos visto mucho y hablamos de muchísimas cosas. Además, para mí fue muy agradable poder hablar en castellano con Letizia", comentó Máxima. Tal es la sintonía entre estas cinco mujeres, que ya se ponen apodos. Como si fueran un grupo de amigas del colegio, a Letizia la llaman ´Metizia´. La razón es muy sencilla, casi ingenua: los nombres de Máxima, Mette-Marit, Mary y Matilde empiezan con la letra ´m´. Con el apodo, el de Letizia, también. Para la princesa de Aturias, su boda fue el segundo acto en el que se encontró con sus amigas, tras la boda de Federico y Mary.