Absténgase los amantes de los dinosaurios. La información que sigue puede herir sensibilidades. Un estudio de la Universidad de Manchester ha dado un paso más en el hundimiento del mito del otrora temido vilocirráptor. No satisfechos con demostrar que el malo malísimo de Parque Jurásico guardaba mayor parecido a un pavo de suave plumaje que a un dragón y que no sobrepasaba el metro y medio, el equipo del científico Phil Manning asegura ahora que sus garras no eran para destripar a sus presas, sino para escalar árboles. La web de New Scientist publica las conclusiones del estudio del equipo de Manning, que revela que la musculatura de las extremidades y la cola de los esqueletos de velocirráptor encontrados muestran que estaba más adaptado para trepar árboles que para correr.

Y todavía hay más: el citado estudio también evidencia que la tipología de las zarpas podía arañar a sus víctimas, pero que no tenía suficiente fuerza como para desgarrarlas. Es decir, que las usaba más bien como una especie de pinzas, para acercar a sus presas.

Como colofón a la ridiculización histórica a la que se está sometiendo al ya casi entrañable velocirráptor, y por si no hubiera bastante con la imagen de un enorme pavo colgado de un árbol, los científicos reproducen la escena de la caza del velocirráptor de una forma cuanto menos, poco viril: subía al árbol ayudado por sus zarpas y, una vez allí, las usaba para alcazar a sus presas.