El hallazgo de una tumba de hace aproximadamente 9.500 años en Chipre en la que se aprecian, junto a un individuo humano, los restos de un gato y una amplia variedad de ofrendas, supone la evidencia más antigua encontrada hasta la fecha de las relaciones entre el ser humano y este felino, según un estudio de investigadores del Muséum National d´ Histoire Naturelle de Paris, perteneciente al Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia, que publica la última edición de la revista Science .

Se creía que fueron los habitantes del antiguo Egipto los primeros que domesticaron a los gatos, criándolos para que produjeran nuevas especies, hace unos 4.000 años. Pese a que los investigadores han sospechado desde hace tiempo que los seres humanos comenzaron a domesticar gatos mucho antes, hasta ahora no existían evidencias que apoyaran esta hipótesis.

Los gatos salvajes probablemente comenzaron a asociarse con seres humanos a medida que surgieron las sociedades agrícolas en Asia Occidental, durante principios del periodo neolítico (hace aproximadamente unos 10.000 años).

Al parecer, los gatos se fueron acercando cada vez más a los pueblos en los que había graneros que atraían a numerosos ratones. Según los autores del trabajo hecho público ahora, puede que entonces los seres humanos comprendieran que podrían usar a los gatos para reducir el número de roedores que diezmaban sus cosechas.

DIOSA FELINA Pese a que la diosa gata Bastet y otras deidades felinas del antiguo Egipto son los ejemplos más antiguos que se conocen de gatos en la mitología, los arqueólogos han descubierto evidencias aún más antiguas que apuntan a la existencia de una conexión espiritual entre los seres humanos y los animales, incluidos los gatos.

NEOLITICO De hecho, se han descubierto muchas piedras grabadas con imágenes de gatos salvajes y otros animales en Asia Occidental, que se remontan a los principios del periodo Neolítico. Los autores de este trabajo consideran que estos artefactos son evidencias de que los animales tenían una importancia espiritual para las personas, pese a que no está clara la naturaleza exacta de este tipo de relaciones.

Los nuevos hallazgos de una tumba humana con una variedad de piedras pulidas, herramientas, joyas y otros objetos que se cree que eran ofrendas, además de un gato rodeado de conchas marinas, junto a un esqueleto humano de sexo sin determinar que, según los especialistas, correspondió probablemente a una persona perteneciente a un alto estatus social, confirman ahora una antigua relación de este animal con los seres humanos.