Bajo la premisa de que la Educación es "eje del cambio, herramienta de igualdad y puerta a la economía", el Consejo de Ministros aprobará mañana una vez más- la nueva ley educativa, que ha estado en un cajón debido al parón legislativo. El anterior Ejecutivo socialista ya la ratificó en su día. De hecho, tenía que haberse debatido en el Parlamento en enero de 2018. Ahora, el actual Gobierno vuelve a dar luz verde al proyecto legislativo, que implica una derogación de la controvertida LOMCE ('ley Wert'). Sin embargo, faltan muchos meses para que entre en vigor ya que tiene que ser debatida y pactada con los grupos políticos en el Congreso y el Senado.

La ley promovida por la ministra Isabel Celaá pone el acento en la educación pública "inclusiva, de calidad y personalizada". Uno de sus objetivos es reducir de forma considerable el alto número de repetidores entre los alumnos españoles (la cifra triplica la media de la OCDE). La nueva norma especifica que si un estudiante tiene que repetir sea una decisión colegiada de todo el equipo docente. Se podrá acceder al título de Bachillerato con un suspenso (uno solo). Se eliminarán las reválidas (habrá evaluaciones de diagnóstico en 4 de Primaria y en 2 de la ESO) y también los itinerarios, que implican a los alumnos decidir su camino escolar en función de las asignaturas. En las comunidades con lengua cooficial, la competencia del Estado será del 65% mientras que en el resto de autonomías será del 55%. La prueba de acceso a la universidad, de momento, no se cambiará (no se puede hacer a mitad de curso), pero en todo caso la ministra Celaá sí que descarta realizar una única EvAU en todo el territorio español debido a las competencias que tienen las autonomías.

RELIGIÓN NO CONTARÁ PARA NOTA

Religión se seguirá ofreciendo en las escuelas, pero los alumnos que no la escojan no tendrán asignatura alternativa. Harán "otra cosa", que todavía está sin especificar. En todo caso, Religión no contará para la nota media. Todos los estudiantes cursarán una asignatura de valores cívicos y éticos.

La revención de la violencia machista, las competencias digitales, la autonomía de los centros y la atención personalizada (algo que implica una considerable inversión económica para tener profesores de apoyo que atiendan a los alumnos con dificultades de aprendizaje) está también en el espíritu de la nueva norma.

El ministerio que dirige Celaá repite que la escuela concertada al menos la que no segrega por sexos- "no tiene nada que temer" con la nueva ley. Entre los objetivos del ministerio está expandir la escolarización de 0 a 3 años y convertir la Formación Profesional en unos estudios de primer nivel académico.