El Gobierno francés ha decidido legislar sobre el derecho a morir con dignidad, aunque sin llegar a la legalización de la eutanasia, según anunció ayer el titular de Sanidad, Philippe Douste-Blazy. En una entrevista con el rotativo Le Figaro , el ministro explicó que la nueva normativa reconocerá prácticas médicas que ahora son habituales, pero que carecen de cobertura legal. Precisó que no se modificará el Código Penal y que el acto de provocar una muerte seguirá siendo un crimen. El código deontológico médico y la ley de salud pública sí se reformarán.

De alguna forma se pondrá fin a la inseguridad jurídica de los médicos que desconectan a un enfermo en fase terminal o practican tratamientos paliativos que podrían castigarse penalmente. Douste-Blazy precisó que cada año "se desconectan 150.000 máquinas de respiración artificial por decisión médica, sin ningún marco formal". "Es por lo tanto indispensable --subrayó-- clarificar la ley" y acabar "con esta hipocresía", añadió el ministro. A partir de la aprobación de la ley, los médicos que apliquen estas terapias quedarán también exentos de procedimientos civiles, dijo Douste-Blazy.

EL ´CASO HUMBERT´ El proyecto de ley, que se empezará a tramitar antes de finales de año, se inspira en las recomendaciones formuladas por la comisión parlamentaria creada tras el caso Vincent Humbert , el joven tetrapléjico al que su madre y un médico ayudaron a morir. El facultativo le aplicó una inyección letal y fue procesado por homicidio.

Entre las recomendaciones figura evitar "la obstinación cuando no exista ninguna esperanza de obtener una mejora en el estado del enfermo", así como el respeto a la voluntad del paciente, que podrá recogerse en un testamento vital.