Los Goya 2014 han calentado hoy motores con su tradicional fiesta de nominados, una ocasión para ensayar el paseo por la alfombra roja y los discursos ante la prensa, pero también para rememorar anécdotas, como cuando David Trueba y Maribel Verdú compartían la etiqueta de eternos perdedores.

Ha sido Trueba, con siete nominaciones por "Vivir es fácil con los ojos cerrados" y que en el pasado ha obtenido más de una decena de candidaturas pero ningún Goya de los grandes (director, película o guión), quien lo ha recordado.

"Estábamos en el Café Hispano después de la ceremonia y Wyoming nos propuso que todos los que habíamos perdido subiéramos a una silla a pronunciar los discursos que habíamos preparado", contó. "Maribel subió la primera y se lo dedicó a sus padres y después tuvimos que pasar todos".

Ahora Verdú ya ha ganado dos y este año vuelve a estar nominada como actriz de reparto por "Quince años y un día", en competencia con Susi Sánchez, Nathalie Poza y Terele Pávez, que también pasaron por la alfombra de los Teatros del Canal, donde se celebró la fiesta.

Entre las protagonistas, la favorita es Marián Álvarez, que ya se llevó la Concha de Plata en San Sebastián por la joven Ana que sufre un trastorno de personalidad en "La Herida", también nominada a mejor película y mejor dirección novel.

En su primera vez en los Goya, confesaba Álvarez que lo vive todo con "vértigo" y con "cierta distancia", y reconocía que la cosa está difícil, pues se enfrenta a Aura Garrido ("Stockholm"), Nora Navas ("Todos queremos lo mejor para ella") e Inma Cuesta ("3 bodas de más").

"Soy la payasa del grupo", ha señalado Cuesta, la única con un papel cómico entre las nominadas. "Me hace ilusión porque María León, que es mi hermana, me ha dicho que es mi momento, pero yo creo que se lo van a dar a Marian (Álvarez)".

Entre los actores protagonistas, otro eterno candidato, Javier Cámara, proponía celebrar una cena paralela con todos los nominados que nunca han sido premiados, algo que en su caso ha ocurrido ya cinco veces -la de este año es su sexta vez como finalista-.

"Si me lo dan este año, estará una semana en cada casa. Mi madre ya me lo ha pedido y mis amigos de La Rioja también", ha asegurado el actor, contento, eso sí, porque 2013 ha sido para él "un año mágico", con cuatro películas como protagonista, incluido el profesor que enseña inglés con canciones de los Beatles en la película de Trueba.

Y mientras unos reían, otros confesaban vivir el momento de la confrontación pública casi con angustia, como es el caso de Daniel Sánchez Arévalo, el favorito del año con once candidaturas para "La Gran Familia Española".

"Con tal de no irme de vacío me conformo, sería humillante", dijo el director, "con uno o dos me iría contento". Con menos modestia y más ironía respondió a cuáles le gustaría llevarse: "Yo quiero ganar yo, los míos, primero a la mejor película, que es de los que pasan a la Historia, y luego director o guión".

Al contrario, Manuel Martín Cuenca, cuyo "Caníbal" cuenta con ocho nominaciones, incluida mejor película, mejor director y mejor guión adaptado, señalaba que si pudiera elegir, se quedaría con los Goya para sus actores, Antonio de la Torre y Olimpia Melinte.

"Las películas no son nada sin sus actores", dijo, y recordó cuando María Valverde ganó la estatuilla por su papel en "La flaqueza del bolchevique".

También Rodrigo Sorogoyen, representante del cine "low cost" en esta edición de los Goya, cree que sus actores -Aura Garrido y Javier Pereira- tienen más posibilidades que él mismo, que se enfrenta a Fernando Franco, Neus Ballús y Jorge Dorado en la categoría de director novel.

En todo caso, el director de "Stockholm" está contento por haber llegado hasta aquí, con una película que ha financiado en gran parte gracias a amigos y donaciones en internet. "Significa que se empieza a hacer caso al cine, no por su presupuesto, sino por sus ideas", señaló.

En el vestuario predominó la sobriedad, el negro y el vestido de cóctel o pantalón, aunque algunas como Aura Garrido o Nathalie Poza tentaron los tiros largos, la primera con un espectacular vestido ajustado de corte oriental y estampado floral, y la segunda con uno de gasa verde.

Maribel Verdú desfiló rápidamente con camisa blanca y pantalón, ambos de Armani, mientras que Marian Álvarez optó por un mono negro de escote cruzado de Topshop.

Nadie, por supuesto, quiso desvelar qué tienen preparado para el día de la gran gala, el próximo 9 de febrero, aunque algunos, como Javier Cámara, advierten que están dispuestos a todo. "Yo me atrevo con el rojo de Messi si hace falta", aseguró.

El protagonista de la noche, eso sí, era Jaime de Armiñán, que recogió el Goya de Honor en una ceremonia presentada por Cayetana Guillén Cuervo. Los demás tendrán que esperar hasta el próximo 9 de febrero.