Activistas de Greenpeace se han desplegado esta mañana de forma simultánea antes las puertas algunas de las centrales nucleares más viejas de Europa, incluida la española de Santa María de Garoña (Burgos), para exigir su desmantelamiento e impedir que se prolongue su vida útil. La protesta se ha desarrollado también ante plantas de Francia, Países Bajos, Bélgica, Suecia y Suiza.

En Garoña, según ha informado la organización ecologista, fueron detenidos nueve de sus miembros y trasladados a la comisaría de más cercana, en la localidad de Quintana Martín Galíndez.

Los miembros de Greenpeace se han presentado hacia las nueve de la mañana ante las puertas de la central burgalesa y allí han desplegado diversas pancartas en las que se podía leer "Garoña, desmantelamiento, ya" y "Garoña, riesgo nuclear".

Los manifestantes, que iban ataviados con monos de trabajo naranjas, pretendían simbolizar el inicio de las obras de desmantelamiento, pero guardias civiles equipados con material antidisturbios han impedido a los activistas cruzar el puente sobre el río Ebro que da acceso a la instalación.

Según ha explicado por teléfono Raquel Montón, portavoz de Greenpeace y una de las participantes en la protesta, el colectivo pretende evitar que Garoña, que cesó su actividad en diciembre del 2012 y así se publicó en el BOE en julio del 2013, pueda volver a entrar en funcionamiento, posibilidad que deja abierta un real decreto aprobado por el Gobierno la semana pasada.

La segunda más vieja

Garoña, que se conectó a la red en 1971, fue la segunda central nuclear en ponerse en marcha en España tras Zorita (Guadalajara), hoy en proceso de desmantelamiento.

Montón, quien considera que volver a conectar Garoña sería "un peligro", afirma que la central se encuentra en una situación "inaudita en el mundo": está cerrada pero, en cambio, no empiezan las obras de desmantelamiento. "Todo lo se ha hecho hasta ahora en la central es secundario, son aspectos totalmente reversibles", ha dicho. "Exigimos que el Ministerio de Industria le conceda de una vez por todas el permiso de desmantelamiento", ha añadido.

Nuevos requisitos

Además, Greenpeace insiste en un comunicado en que la central "no ha sido evaluada para una hipotética ampliación desde 2009, y desde entonces han variado los criterios de seguridad a raíz del accidente de Fukushima, se han modificado los requerimientos ambientales para la utilización del agua de refrigeración procedente del Ebro y ha cambiado su estado de funcionamiento, ya que permanece en estado de parada desde hace más de un año".

La empresa Nuclenor, propietaria de la central de Garoña, ha expresado en un comunicado su rechazo y considerado "irresponsable" porque, ha subrayado, "ponen en riesgo personas e instalaciones". Según Nuclenor, durante la acción, que ha finalizado a las 11.30, no se han producido incidencias relevantes, en ningún momento se ha visto comprometida la seguridad de la instalación y se han activado los protocolos previstos.