La nave militar italiana Diciotti, con 177 inmigrantes a bordo, se encuentra desde el jueves anclada frente a la isla de Lampedusa, porque Matteo Salvini, ministro del Interior, le ha prohibido entrar en el puerto, otrora punto de llegada de los huidos del norte de África y de la zona subsahariana. Con toda probabilidad se trata de un forcejeo entre Italia y la Unión Europea para que otro país se haga cargo de los extranjeros, después de que, tras la victoria electoral en marzo de los partidos populistas Liga e Indignados, Salvini ordenase el cierre de los puertos italianos a las naves humanitarias de las oenegés. «Italia la veréis en postal», dijo entonces Salvini a quienes intentaran llegar a Europa.

En esta ocasión, los 177 fueron salvados en aguas consideradas de la zona de rescate y salvamento pertenecientes a la isla de Malta. «No existía ningún peligro (de naufragio)», protestó el gobierno maltés con una larga y dura carta dirigida a las autoridades italianas. «Se ha tratado de una interceptación injustificada en mar abierto», prosigue la misiva, que desmiente que los inmigrantes se encontrasen en peligro. «Vuestras afirmaciones (de Italia), según las que los extranjeros estaban contactando para informaros de que tenían dificultades son falsas, lo vuestro ha sido una interferencia», añade Malta.

«SOCORRO NO NECESARIO» / El Diciotti había prestado socorro a los inmigrantes en aguas maltesas sin informar al Ministerio del Interior de Roma, un socorro «no necesario» según La Valeta, aunque el pasado miércoles, Ferragosto (fiesta señalada en Italia), las autoridades de la isla facilitaron víveres y otro material a la nave italiana.

El ministerio que dirige Matteo Salvini afirma haber tomado nota sobre la disponibilidad de la UE «de ofrecer un apoyo a Italia» por los 177 emigrantes, aunque por el momento no consta que Bruselas haya dado algún paso ante otros miembros de la Unión.

Tove Ernst, portavoz de la Comisión Europea, dijo ayer que la UE «sigue el caso» y que «está dispuesta a facilitar apoyo para la coordinación y a poner de su parte el peso diplomático para una solución rápida». Sin embargo, Ernst añadió que por el momento no está «al corriente sobre contactos entre la Comisión y los Estados miembros».

Unos meses atrás una nave militar italiana se encontró en la misma situación que la actual y tuvo que ser el Presidente de la República, Sergio Mattarella, quien diera la orden al primer ministro, Giuseppe Conte, de dejarla atracar en un puerto italiano, pasando por encima de Interior. «Salvaremos siempre vidas humanas», comunicó en aquella ocasión la comandancia de la Guardia Costera italiana, en una velada polémica con Interior.

MENOS LLEGADAS / Desde la victoria de los populistas al gobierno, las llegadas de inmigrantes han disminuido en Italia un 79% según Interior, respecto al 2017. Según la OCSE el pasado año desembarcaron en este país 60.482 personas, un 34% menos que en el 2016. La disminución migratoria dio un giro entre comienzos y mediados del 2017, cuando el entonces ministro del Interior, Marco Minniti, firmó unos acuerdos con el gobierno de Tripoli y con 40 tribus libias que se desplazan por el sur, en la frontera con Níger, principal entrada de los inmigrantes.

En julio del 2017, Minniti elaboró un «código de conducta» para las oenegés que puso más difíciles los salvamentos, pero que introdujo un mayor control del Canal de Sicilia.

Con la llegada del gobierno populista de Liga e Indignados (en marzo de este 2018) se han terminado las políticas de Minniti y se han cerrado de golpe todos los puertos italianos a todos los emigrantes. «Los desviarán hacia España», sugieren los diarios italianos.

La semana pasada, el barco Aquarius de las oenegés SOS Méditerranée y Médicos sin Fronteras con 141 inmigrantes atracó en Malta tras esperar cinco días después de un acuerdo entre países europeos para reubicar a estas personas.