"Se encuentra acreditado que Félix Steven Manrique captó a través de Facebook a la española Patricia Aguilar cuando ella contaba con 15 años, utilizando el engaño y luego la recibió, trasladó y retuvo. El procesado se presentó como una persona iluminada, la envolvió con sus ideas místicas y la enamoró con ese argumento para explotarla sexual y laboralmente, aprovechándose de su vulnerabilidad". Siete meses después de que la joven ilicitana Patricia Aguilar fuera rescatada por la policía en la selva peruana, donde terminó viviendo en condiciones infrahumanas siguiendo al supuesto líder espiritual, la justicia peruana da por concluida la investigación. La Fiscalía de Lima pide 26 años y 8 meses de cárcel para Manrique, en un escrito de acusación, al que ha accedido EL PERIÓDICO, presentado el pasado 23 de enero ante la jueza del caso.

El supuesto gurú será juzgado por un delito de trata de personas cometido contra la española y otras cuatro mujeres peruanas a quienes que convirtió en "esposas" de su harén sectario con el objetivo de someterlas a sus deseos sexuales y utilizarlas para que lo "sustentaran económicamente", según el ministerio fiscal, que tiene en cuenta tres agravantes que aumentarían la pena de prisión de Manrique: hay varias víctimas, son menores de edad y el acusado era su cónyuge o vivió con ellas. Además, también le imputan otro delito contra la libertad en grado de tentativa por intentar captar sin éxito a una niña de seis años con el mismo fin.

La fiscalía peruana considera probado que Manrique se presentó "falsamente como un ser superior" ante Patricia y logró convencerla para que viajara a Perú con él. Una vez allí, "la recibió y se aprovechó de su estado de vulnerabilidad, ya que estaba totalmente sola y solo lo tenía a él" para llevarla a vivir con él y otras mujeres. Así, el escrito detalla los múltiples domicilios a los que Manrique habría trasladado a la española y el resto del grupo a lo largo del año y medio en que su familia denunció su desaparición hasta dar con su paradero y rescatarla, en estado de desnutrición crónica, junto al resto de víctimas, el pasado 5 de julio en una chacra aislada de la selva de San Martín de Pangoa.

SEXO SIN ANTICONCEPTIVOS

Durante el tiempo que Patricia y el resto de las víctimas vivieron bajo el yugo del falso gurú, Manrique "retuvo a las cinco mujeres manteniéndolas en una situación de permanente explotación tanto sexual como laboral, en beneficio propio", según la fiscal. El supuesto líder sectario "les hizo creer que en la medida en que tuvieran más relaciones sexuales con él, podían llegar a alcanzar un estado iluminado, convertirse en seres superiores y, en ese contexto y sin usar métodos anticonceptivos, ellas concibieron varios hijos con él". La última niña en llegar al grupo, la hija que Patricia tuvo con el gurú, nació en la selva "en las peores condiciones, habiendo asistido la madre solo a dos controles prenatales y siendo atendida tras el parto por una señora del lugar y no en un centro hospitalario", según recoge el escrito del ministerio público peruano.

Además, las "esposas" de Manrique "eran las únicas que trabajaban, mientras que él no realiza ninguna actividad laboral que se le conozca", de acuerdo con el relato de la fiscal, que detalla cómo el falso líder espiritual, que ejercía "pleno control sobre las actividades de sus víctimas", fue "convenciéndolas de que tenían que servirlo, atenderlo y trabajar para mantenerlo tanto a él como a los menores". La fiscal también recoge en su escrito cómo Manrique habría convencido a Patricia antes de que ella abandonara su casa familiar en Elche (Alicante) para que cogiera dinero de sus padres y se lo enviara. Lo hizo, según las pruebas recabadas en Perú, utilizando a otra de las mujeres del grupo para protegerse a sí mismo: "Patricia giró desde España hasta Lima 1.350 euros a nombre de otra de las víctimas, ese dinero sirvió para la manutención del investigado", afirma la fiscalía.

CREYERON EN ESA VIDA

La fiscal concluye que Manrique sometió a Patricia y el resto de mujeres a un "grado de convencimiento y manipulación que queda acreditado en las pruebas periciales" practicas tanto a las mujeres como a los niños tras el rescate. Y arremete contra el principal argumento de defensa empleado durante estos meses por el supuesto gurú: "si bien es cierto que el investigado no las retuvo contra su voluntad, lo cierto es que las había convencido de tal manera que ellas terminaron creyendo en esa forma de vida, donde él las manipulaba a su antojo aprovechándose del estado de vulnerabilidad de estas, haciéndolas partícipes de una visión poligámica, aislándolas de su familia y ejerciendo control sobre ellas".

La fiscalía entiende que, al tratarse de víctimas menores de edad, "no se requiere la presencia de violencia, amenaza u otras formas de coacción" para acreditar los delitos que el supuesto gurú habría cometido. Aun así, el ministerio público considera probado que Manrique "utilizó el engaño y la persuasión, valiéndose incluso de documentos de la cultura gnóstica como si fueran suyos, lo que motivó que la Iglesia Gnóstica Cristiana Universal efectuara una denuncia contra él".

El escrito de la acusación pública advierte del peligro de Manrique, que también está siendo investigado en España por explotación sexual, prostitución, corrupción de menores, coacciones y delitos contra los derechos y deberes familiares. La fiscalía peruana avisa de que, lejos de arrepentirse, Manrique "denota arrogancia, soberbia y altanería cuando se trata de dar a conocer sus ideales, jactándose de ser diferente a los demás por sus conocimientos místicos y busca adquirir siempre conocimientos para poder con ello cautivar, seducir y galantear a su conveniencia a mujeres vulnerables".