Se enfrenta a 26 años y 8 meses de cárcel por explotar sexual y laboralmente a la española Patricia Aguilar y a otras cuatro mujeres que reclutó para su secta cuando eran menores de edad. Pero Félix Steven Manrique, en una cárcel peruana desde julio, podría quedar en libertad, según ha conocido EL PERIÓDICO. El próximo 3 de abril se cumple su tiempo máximo en prisión preventiva, según los tribunales peruanos y si los magistrados que deben juzgarlo no ha dictado sentencia para entonces, el juez se verá obligado a liberarlo.

La familia de Patricia teme que si la justicia peruana no actúa con celeridad y cumple con los plazos, Manrique salga a la calle: "Podemos asegurar que si sale de la cárcel, se fugará y todo habrá servido para nada", alerta Noelia Bru, la prima de Patricia y portavoz de la familia. Aunque todo parece indicar que el tribunal tiene todo listo para juzgarlo. La semana pasada, la joven española declaró a través de videoconferencia ante el juez de Perú, uno de los últimos trámites estipulados por la ley de ese país antes de emitir una resolución.

"INTENSA MANIPULACIÓN SECTARIA"

La última prueba aportada contra el gurú ha sido un informe psicológico elaborado por el doctor José Miguel Cuevas, que trata a Patricia desde que fue rescatada y regresó a España. En el documento, al que ha tenido acceso este diario, se concluye que la joven ha sufrido "una intensa manipulación sectaria" por parte de Steven Manrique y que la relación entre los dos estaba basada en "la sumisión, el sometimiento, el control mental y la dependencia" de Patricia hacia el hombre que la había captado a través de las redes sociales cuando ella era aun menor de edad. Manrique explotó y abuso de la joven española psicológica, física y sexualmente, según el informe.

El psicólogo Cuevas afirma en el peritaje enviado a Perú que Patricia presenta "síntomas y secuelas relacionadas con las técnicas de persuasión coercitiva" propias de las sectas. Entre ellas, padece una alta ansiedad, sufre "pesadillas recurrentes" y un "trastorno de estrés postraumático, vinculado estrechamente a su experiencia sectaria".

Durante sus entrevistas con Patricia, este experto le aplicó un test de persuasión coercitiva para saber hasta qué punto había sido manipulada. La joven dio casi la puntuación máxima (58 sobre 60 respuestas). Manrique la aisló de su familia y de la sociedad en general, le prohibió escribir cartas y consiguió su "debilitamiento psicofísico". Para ello, utilizó amenazas, violencia física y la sometió a sesiones maratonianas de trabajo. El informe recoge también que Patricia Aguilar, que estuvo un año y medio con el gurú, fue "humillada", que el hombre decidía hasta como debía vestirse y que impedía que se quedara sola. Se suponía que ella debía obedecerle porque sus órdenes formaban parte de una "doctrina y creencias" consideradas "sagradas e inalterables".

AYAHUASCA Y HOJAS DE COCA

Para conseguir manipularla, Manrique le hacía tomar ayahuasca (que produce alucinaciones) y hojas de coca. También la obligaba a "mirar fijamente a la pared por periodos prolongados para distorsionar su percepción". El informe psicológico practicado a Patricia pone de manifiesto el riesgo al que Manrique la sometió a ella, pero también a la hija que la chica tuvo con el gurú, una bebé que apenas tenía dos meses cuando fue rescatada, en condiciones lamentables, de la selva peruana, el pasado 5 de julio: "Hay una presencia muy alta de estrategias manipulativas por disociación: negación de socorro y auxilio médico. Más allá de que Félix Steven aportaba consejos de curación y de 'medicina natural', Patricia dio a luz a su hija en un lugar poco accesible y sin contar con medios para solicitar ayuda".

Por último, el experto también contradice uno de los principales argumentos empleados por la defensa: Manrique asegura que Patricia estaba con él y su grupo "de forma libre y voluntaria" y esgrime que, poco después de viajar a Perú, la chica acudió a la embajada española y declaró que se encontraba bien y no quería que la buscaran. También defendió al gurú nada más ser rescatada por la policía. Pero, según el psicólogo, Patricia lo hizo porque en su caso, "como en otros muchos, las víctimas que siguen bajo la influencia de sectas suelen defender a su gurú, minimizar o negar cualquier manipulación y presentar importantes incoherencias en su testimonio".

De hecho, continúa el psicólogo, "suele ser frecuente que las víctimas utilicen estrategias de simulación para intentar proteger a su grupo, basándose en el miedo y en la distorsión ocasionada por la manipulación del grupo". Por eso, el doctor Cuevas concluye: "El testimonio de Patricia resulta más objetivo en el momento actual que en el momento inmediato a su liberación".