La depresión es un estado en el que influyen varios factores y donde la persona vive encerrada en emociones negativas de las que no puede escapar. Es una enfermedad con graves repercusiones para quien la sufre, que va más allá de la simple tristeza y que condiciona toda su vida. Diferentes modelos han intentado explicar el motivo de llegar a tener una depresión, y más que una teoría clara, existen varias que abarcarían las diferencias individuales dentro de la enfermedad. Una de estas teorías es la propuesta por Martin Seligman, el modelo de 'indefensión aprendida', que podría resumirse en la sensación que a veces tenemos de que hagamos lo que hagamos, nada funciona, pero llevado al extremo y convertido en una constante.

Dentro de la enfermedad que supone la depresión, no solo encontramos emociones negativas, sino que hay toda una serie de creencias y distorsiones que engloban el trastorno en su conjunto. Esto incluye haber acumulado experiencias donde hemos sentido que no teníamos control, poder ni responsabilidad sobre nosotros mismos, nuestra vida o la relación con los demás. Esto genera a medio y largo plazo la 'indefensión aprendida' y, junto a ello, podría llegar la depresión. Entenderlo nos sirve para saber, en algunos casos, cómo abordar la enfermedad para poder tratarla y superarla.

SIN CONTROL

A la hora de desarrollar nuestra vida, somos conscientes de que hay aspectos controlables y otros sobre los que no podemos hacer nada. Dependiendo de cada persona, la balanza puede inclinarse hacia un lado o hacia el otro, dependiendo de cómo cada uno estructura la realidad. A veces esa falta de control es solo una idea subjetiva que no se apoya en la realidad. Propicia emociones negativas y nos hace acabar dando el verdadero poder a elementos externos. Cuando esto se lleva al extremo, ya sea porque se generaliza a todas las áreas de nuestra vida, es decir, creemos que no tenemos control sobre nada, o porque existe algo verdaderamente significativo donde no hay dicho control, como un problema de acoso en el trabajo, podemos caer en una depresión. Sentimos que hagamos lo que hagamos, nada funciona, no podemos cambiar las circunstancias y la sensación de pérdida ocupa toda nuestra cabeza. Sentimos que esa pérdida engloba lo que ya se ha ido, lo que podríamos tener actualmente e, incluso, cosas del futuro. Por tanto, la tristeza, junto a otros elementos, se transforma en la enfermedad de la depresión.

Cada persona cuenta con una serie de recursos y habilidades que nos permiten, en primera instancia, sobrevivir. En la actualidad, esas herramientas no solo buscan escapar de los peligros que amenazan nuestra vida, sino de aquellos elementos que nos generan emociones negativas. Para ello, ponemos en marcha mecanismos de afrontamiento o de huida. O nos defendemos ante una agresión, por ejemplo, o nos marchamos del lugar. Cuando aparece la sensación de que no podemos hacer ninguna de las dos cosas, ni me puedo enfrentar ni puedo escapar, tengo sensación de pérdida de control, aparece la 'indefensión aprendida' y la depresión. En muchos casos, esto no es real. Hay simplemente un foco cerrado en el que no estamos viendo todas las alternativas posibles. La visión en túnel que nos genera el miedo o la tristeza nos impide resolver los problemas ya que no somos capaces ni de ver soluciones ni de ponerlas en marcha. El proceso para devolver el control a nuestra vida empezaría con ampliar las opciones, generar una búsqueda se soluciones y generar planes de acción que nos ayuden a mejorar la situación.

La depresión es una de las enfermedades más comunes. No siempre es diagnosticada de forma correcta ni se encuentran motivos aparentes para que aparezca, ya que creemos que tiene que tener una causa concreta. Se ha intentado explicar desde diferentes puntos de vista, y todos parecen tener en común la sensación de pérdida de control sobre las propias acciones. "Haga lo que haga, no soy capaz de salir de donde estoy". Un modelo que nos ayuda a entender qué ocurre y que nos propone una forma de tratar dicha enfermedad.

* Ángel Rull, psicólogo.