Las incógnitas se acumulan encima del caso del agente de la Guardia Urbana de Barcelona que apareció muerto el jueves en el maletero de un coche que ardió en una zona boscosa de la comarca del Alt Penedès (Barcelona). Según ha podido saber este diario, tras tomar declaración a varias personas de su entorno, los investigadores no han hallado indicios de que la víctima tuviera ninguna deuda ni tampoco consta que se hubiera granjeado ninguna enemistad que explique el trágico final.

El rastreo de su teléfono móvil posiblemente aclare dónde estuvo durante las últimas 48 horas, en las que estuvo desaparecido, tras -al parecer- discutir con su actual pareja, también agente de la Urbana.

Este policía actualmente estaba apartado de sus funciones como funcionario de tráfico. En agosto, las cámaras de una perrera municipal captaron cómo agredió a un motorista que a punto estuvo de embestirlo en un control. El episodio, que activó una investigación de la Unidad Deontológica de Asuntos Internos (UDAI) de la Urbana, motivó la suspensión de este agente y de su compañero y abrió un proceso judicial basado en la documentación que aportaron los investigadores de la propia policía municipal.

El juicio, sin embargo, no llegó a celebrarse porque agresor y víctima llegaron a un acuerdo económico y se archivó el asunto. El policía, de baja desde que supo que estaba siendo examinado por la UDAI, todavía no se había incorporado de nuevo a su puesto de trabajo. Fuentes cercanas a la familia del motorista implicado en el incidente aseguraron a este diario que no existe relación entre este hecho y la violenta muerte del policía.

PORNOVENGANZA / La pareja del policía asesinado es una agente de la Guardia Urbana que llevará a juicio a un subinspector del mismo cuerpo porque este, presuntamente, en el año 2008 envió a sus contactos de correo una fotografía íntima en la que los dos -ella y el mando policial, cuando eran novios- aparecían manteniendo relaciones sexuales.

El juicio, que ya fue suspendido en una ocasión, se celebrará el próximo 15 de mayo. Ambos sucesos, el litigio judicial emprendido por la mujer y la muerte violenta de su pareja, sin relación aparente, han coincidido temporalmente, algo que los Mossos también tienen en cuenta.