Agentes Rurales han localizado un total de 89 cadáveres de perros y gatos domésticos depositados en bolsas y enterrados, sin cumplir la normativa veterinaria, en un paraje boscoso situado en una cala de Tossa de Mar (Gerona). Los animales se encontraban en diferentes estados de descomposición. El lugar donde se encuentra el depósito, según estos agentes rurales, está situado en la parte posterior de un chalet propiedad de un familiar de una veterinaria de la localidad de Vidreras, Natalia Ràfols, que previamente ya había sido inhabilitada por mala praxis y condenada a pagar una multa. Al parecer, la veterinaria se deshacía de los cuerpos de los animales que le confiaban sus clientes sin cumplir la normativa. Por cuestiones sanitarias, los cadáveres de los animales deben ser incinerados -hay empresas especializadas- o bien ser llevados a un cementerio autorizado. Una patrulla de agentes rurales, alertados por el fuerte olor, descubrió los residuos en enero pasado mientras hacía un recorrido a pie. Los agentes identificaron las bolsas -la mayoría contenían perros- y trasladaron los cadáveres a un centro de incineración. Gracias al microchip identificador que portaban 19 de los animales fallecidos, los agentes pudieron seguir el rastro de la veterinaria. La fiscalía especializada en Medio Ambiente ha abierto diligencias contra la veterinaria.