Un equipo de investigación internacional dirigido por el antropólogo francés Jean-Jacques Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig (Alemania), y Abdelouahed Ben-Ncer, del Instituto Nacional de Arqueología y Patrimonio, en Rabat (Marruecos), han descubierto en Marruecos huesos fósiles de Homo sapiens que datan de 100.000 años antes de los más antiguos conocidos hasta ahora. Los huesos hallados, junto a herramientas de piedra y huesos de animales, tienen una antigüedad estimada de unos 300.000 años y representan la evidencia fósil más antigua y seguramente datada de la especie humana, según los autores.

Anteriormente, los fósiles de esta especie más antiguos y con datación segura eran conocidos del sitio de Omo Kibish, en Etiopía, fechado en hace unos 195.000 años. En Herto, también en Etiopía, un fósil de Homo sapiens está fechado hace 160.000 años. Hasta ahora, la mayoría de los investigadores creían que todos los seres humanos actuales descendían de una población que vivía en África Oriental hace unos 200.000 años. «Nuestros nuevos datos revelan que el Homo sapiens se extendió por todo el continente africano hace unos 300.000 años. Mucho antes de la dispersión fuera de África del Homo sapiens, hubo dispersión dentro de África», afirmó Hublin.

El sitio marroquí de Jebel Irhoud, situado a 400 kilómetros al sur de Rabat, ha sido estudiado desde la década de 1960 por sus fósiles humanos y por sus artefactos de la Edad Media de la Edad de Piedra. Sin embargo, la interpretación de los homínidos de Irhoud ha sido complicada por las persistentes incertidumbres que rodean su edad geológica.

Estos hallazgos confirman la importancia de Jebel Irhoud como el sitio más antiguo y más rico de homínidos de la edad media de la Edad de Piedra en África, una etapa temprana de nuestra especie. Los restos fósiles de Jebel Irhoud comprenden cráneos, dientes y huesos largos de al menos cinco individuos, que fueron datados por el método de la termoluminiscencia sobre pedernales calentados encontrados en los mismos depósitos. Estos pedernales eran de aproximadamente hace 300.000 años y, por lo tanto, hacen retroceder los orígenes de nuestra especie en 100.000 años.

Los huesos hallados exhiben un rostro y dientes de apariencia moderna que, según Hublin y su equipo, son casi indistinguibles de la de los seres humanos modernos, no así por la parte de atrás del cráneo, que difiere notablemente y aún era muy alargado. Los restos hallados pertenecen a cinco individuos: tres adultos, un adolescente y un niño, que llevaban un estilo de vida de cazadores, como demuestra el hallazgo de numerosos huesos de animales como gacelas y cebras, útiles de piedra usados como puntas de lanzas y cuchillos, así como la evidencia de que hacían un uso extensivo del fuego.