El alcohol es la puerta de entrada de los adolescentes a las drogodependencias. El consumo semanal comienza a una edad media de 15 años y un mes, aunque los menores ya empiezan a tontear con la bebida a los 14. Los datos salen de la encuesta sobre uso de drogas en la enseñanza secundaria en España, realizada por el Ministerio de Sanidad. Por eso no sorprende que el informe que servirá de base para la futura ley contra el consumo de alcohol en menores incluya la idea de multar también a los padres de los hijos que sean pillados bebiendo alcohol en la calle o en un botellón. La idea cuenta con el apoyo de buena parte de los psiquiatras, médicos y especialistas en menores que han intervenido en la elaboración de dicho informe parlamentario. Incluso los detractores de la medida coinciden en una cosa: hay que implicar a los padres en esta grave problemática porque la gran mayoría viven de espaldas a la misma.

«La sanción a los progenitores debería tener una finalidad pedagógica, para que tengan conciencia de que ellos también son responsables», argumenta Javier Urra, primer defensor del menor de la Comunidad de Madrid. «Si el hijo bebe reiteradamente sin que los padres pongan límites es cuando habría que intervenir», añade Urra, que recuerda cómo en el informe parlamentario se apunta que la multa económica se podría eludir si se acude a un programa de reeducación. Si esto no diera el resultado esperado y el menor quedara en situación de riesgo es cuando deberían intervenir los organimos de protección de menores para retirar la custodia.

No hay muchos estudios sobre cómo las familias abordan las borracheras de los adolescentes. El más reciente, que data del 2012 y fue llevado a cabo por la Fundación Pfizer, revela que casi la mitad de los padres, el 44%, desconoce que sus hijos beben. Y de los que son conscientes de ello, la mayoría lo toleran sin problemas. El 55,4% de los adolescentes aseguraba que era la madre la que les deja hacerlo, y el 52,4% indicaba que era el padre.

Según el estudio, la media de edad a la que se inician los jóvenes en el consumo de alcohol es de 13,7 años, mientras que los padres pensaban que sus hijos comienzan a hacerlo a los 15 años. No se enteraban, de media, hasta un año y medio después.

Son datos muy parecidos a los pocos que en este sentido facilita la encuesta del Plan nacional sobre Drogas.

Responsabilizar a los padres de la conducta de sus hijos no es que sea una extravagancia legal. Félix Pantoja, fiscal del Tribunal Supremo y exfiscal de menores en el Tribunal Superior de Madrid, recordó ante los parlamentarios «la relevante jurisprudencia del Tribunal Supremo acerca de la responsabilidad de padres, madres y tutores sobre actos de los menores». Si un menor rompe un escaparate, señala el fiscal, «el responsable civil de hacer frente a la indemnización correspondiente es el padre».

De las asociaciones de padres de alumnos, solo la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) ha reaccionado negativamente. Su presidente nacional, Pedro José Caballero García, admite que las sanciones pueden ser «necesarias, pero que siempre sean como un último recurso».

También se ha quejado de que no se les haya consultado antes de lanzar la medida, pero la verdad es que Caballero fue uno de los expertos que comparecieron ante la ponencia parlamentaria que ha elaborado el informe, el 22 de mayo del 2017. Allí fue rotundo y se pronunció contra las sanciones económicas, apostando solo por la educación y la concienciación.