Pilar estaba estaba a punto de entrar en el portal de su casa cuando oyó "una explosión muy fuerte" y de repente "parecía de noche". "Caían piedras y cristales por todas partes". Por suerte, la mujer pudo refugiarse en su edificio, situado a sólo dos números de distancia, pero eso no le alivió.

El cielo no se oscureció sólo para Pilar. Durante largos minutos la noche se cernió sobre el centro de Madrid. La enorme columna de humo tapó el sol mientras llovía ceniza sobre los asustados vecinos y curiosos que contemplaban el incendio.

Primero se dijo que se había quemado una cafetería; después, una subestación eléctrica. En las inmediaciones del fuego, el caos y el pánico se fueron apoderando de los vecinos y trabajadores que a esa hora abandonaban sus puestos de trabajo. Se sucedieron dos explosiones de gran potencia que desataron los nervios. "Va a saltar por los aires la gasolinera", gritaban los vecinos sobre la cercana planta de Repsol.

La Policía Municipal intentaba controlar al público, que cada vez era más numeroso. Además, ayudaba a los vecinos a desalojar sus casas. Muchos de ellos subieron a sus viviendas para recoger a sus perros que, ante la confusión, empezaron a ladrar y buscaban pelea. Tras colocar, sin éxito, vallas protectoras lograron aislar la zona gracias al apoyo de la Policía Nacional que se desplegó por las inmediaciones del incendio. Los vehículos oficiales empezaron a circular por el centro de Madrid, cortado al resto del tráfico. El ulular de decenas de sirenas era continuo. Algunos jóvenes aprovecharon la falta de fluido eléctrico para robar en algunas tiendas de la Gran Vía. Las alarmas no sonaban.

Cuando empezó todo, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, comparecía en el Congreso ante la comisión de investigación del 11-M. Durante unos segundos se fue la luz de la sala de comparecencias. Nadie le dio importancia. Pero el apagón se repitió minutos después.

Un simple incendio

Con la luz llegaron las primeras carreras. "Ha habido un atentado en el Paseo de la Castellana". Esas palabras provocaron la estampida de los periodistas que seguían la sesión. Los informadores se toparon en la Carrera de San Jerónimo con la columna de humo. Estaba situada detrás del hotel Palace. Cerca de Atocha. La humareda se hacía irrespirable a medida. Por el camino, ya se se supo que se trataba de un simple incendio.