Los agentes del grupo de delitos tecnológicos de la Policía de Barcelona todavía no se lo pueden creer. El pasado viernes, se presentó en las dependencias policiales un vecino de Barcelona, de 62 años, que acudía a confesar, con su ordenador personal bajo el bra- zo, que había cometido un delito.

El hombre explicó que hacía un par de años que miraba y almacenaba material pornográfico infantil que conseguía en algunas páginas de internet. Completamente abatido, el hombre entregó a los agentes su ordenador personal y se prestó a colaborar con los investigadores.