Tiene más de 11.700 años y es uno de los esqueletos mejor conservados de la prehistoria. Bautizado como el hombre de Loizu, sus restos han estado durante casi doce milenios resguardados en una cueva cerca de la localidad navarra de Erro, donde este viernes ha sido presentado como "un hallazgo excepcional".

Se trata de un varón, de entre 17 y 21 años cuando falleció, presumiblemente habitante de la zona boscosa del pre-Pirineo navarro en la que se encuentra la cueva Errotalde I, en la que el grupo de espeleólogos Sakon hizo en noviembre de 2017 el descubrimiento, al que desde entonces se han unido las labores arqueológicas dirigidas por el Gobierno de Navarra para estudiar la cueva y el entorno, y comenzar este jueves las labores de extracción de los restos.

Los restos que, al parecer, fueron depositados intencionadamente en el lugar a modo de enterramiento funerario, y que hoy son un esqueleto completo, en conexión anatómica y muy bien conservado, en cuyo cráneo destaca un agujero que podría deberse al impacto de un proyectil.

La posición y restos encontrados han permitido concluir que el cuerpo probablemente había estado envuelto en un sudario o paquete funerario, cubierto con sedimento rojizo, aparentemente ocre, ha explicado la antropóloga Maitane Tirapu, del equipo que estudia los restos que se han conservado inalterados hasta el día de hoy. Probablemente fue amortajado, aunque no se conoce bien el comportamiento funerario de la época en la que se ha datado, en la que el clima era extremadamente húmedo y los hombres vivían exclusivamente de la pesca, la caza y la recolección.

"Excelente estado de conservación"

Según ha explicado el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cantabria, Pablo Arias, es "un privilegio" poder enfrentarse al "reto" de estudiar "un resto que es único en España y un caso rarísimo en todo el continente europeo", porque "hay muy pocos restos" de la época a la que pertenece, y menos "en el excelente estado de conservación" de estos.

El registro antropológico de este periodo es muy escaso en toda Europa occidental, de forma que lo más análogo -aunque unos 600 años más tardío- es el enterramiento de la Cueva de los Azules, en Asturias, y algún caso en Francia de época similar, ha dicho.