Dos mujeres fallecidas más, una en Cádiz y otra en Murcia, elevan a 40 el número de muertes en lo que va de año en España por violencia doméstica.

Julie Belvoir, británica de 34 años, llevaba tres días sin aparecer por su lugar de trabajo. Sus compañeros, alertados por la ausencia y la falta de respuesta a las insistentes llamadas al teléfono móvil, decidieron acudir a su domicilio en La Línea de la Concepción (Cádiz) el pasado viernes por la tarde. Al no responder, dieron aviso a la Policía Nacional, que al entrar en la vivienda se encontró el cuerpo sin vida con diversos cortes producidos por un cuchillo de cocina, uno de ellos en la yugular, que fue el que probablemente acabó con su vida.

AUTOLESION GRAVE Su marido y presunto agresor, Graham Smith, de 48 años, se encontraba todavía en la vivienda y, cuando los policías iban a detenerle, se autolesionó en las muñecas y en el costado, por lo que tuvo que ser trasladado inmediatamente por los servicios sanitarios del 061 al hospital de la ciudad. El presunto homicida se encuentra en estado grave en la unidad de cuidados intensivos, puesto que llegó al centro inconsciente y con ventilación mecánica, ya que presentaba grandes dificultades para respirar.

La víspera, en la localidad de Las Torres de Cotillas (Murcia), un hombre que había trabajado como detective del Gobierno colombiano asesinó a su esposa delante de sus hijos y sus suegros. Tras asestarle varias puñaladas, el presunto agresor salió corriendo de la casa, cogió su coche y se dirigió hacia Elche (Alicante) donde se entregó poco después en la comisaría y donde permanece detenido. La pareja estaba en trámites de separación y él era muy celoso. Ella, Sandra Rendón Quijano, de 31 años, se había trasladado al piso de sus padres en esta localidad hacía un mes. Ayer fue enterrada en medio de la conmoción de todos sus vecinos.

En la localidad sevillana de El Viso, el hombre que el viernes fue detenido por pegar una paliza a su mujer ingresó ayer en prisión por orden del juez de guardia. Mientras, su esposa se recuperaba en el hospital de las múltiples y graves lesiones en la cara y en los brazos que le causó su esposo. Los vecinos alertaron a la Policía Local de los gritos de la mujer que había entrado a casa momentos antes con su esposo.