Un inmigrante murió ayer en Melilla en un intento de salto masivo de la valla en el que participaron cerca de 300 subsaharianos y que tuvo lugar a las 9 de la mañana en el área de los Pinos de Rostrogordo, en el perímetro fronterizo. Unos 200 lograron acceder a la ciudad autónoma. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró por la tarde que el Ejecutivo «siempre apostará por una solución coordinada y europea a ante el reto migratorio».

El fallecido fue encontrado por la Guardia Civil junto con otros tres inmigrantes en las inmediaciones del Pantano de Adelfas, cerca del punto de la valla en el que ha tenido lugar el salto. A partir de ese momento, se activó el protocolo de la Cruz Roja para atender a los 19 subsaharianos lesionados. Los que consigueron entrar en Melilla se dirigieron en grupo hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Este es el segundo salto masivo en Melilla este año después del que tuvo lugar el pasado 6 de enero, cuando 209 extranjeros lograron acceder a la ciudad. El 11 de septiembre, otros cinco inmigrantes lograron pasar la frontera.

La Delegación de Gobierno informó de que se practicará la autopsia al fallecido, aunque avanzó que posiblemente su muerte sea debida a una parada cardiorrespiratoria. «A pesar de los intentos de los servicios sanitarios por reanimarlo, no se ha podido hacer nada por su vida», subrayó la delegada Sabrina Moh.

Un amplio dispositivo policial se instaló ante el CETI, mientras los recién llegados superaban los trámites de identificación en el interior, a la vez que se reforzó la seguridad en la frontera con Marruecos. En esta operación resultaron también heridos seis guardia civiles, que no requirieron asistencia sanitaria.

Tras conocerse el salto de la valla, la Red Española de Inmigración presentó una denuncia ante el Defensor del Pueblo para que investigue la muerte del inmigrante y solicitó al Gobierno que paralice la devolución de las 200 personas que pudieron entrar. En su escrito destaca que el Ejecutivo «está aplicando actuaciones unilaterales, sin guarda de las garantías básicas», para su devolución inmediata.

La Asociación Española de Guardias Civiles lamentó esta muerte, un suceso que, en su opinión, «se veía venir» y del que ya habían advertido. Para evitar más tragedias reclamó más recursos humanos y materiales.