La infanta Elena cumplió ayer con la tradición de venerar al Cristo de Medinaceli y pedirle los mejores deseos para este año. Pero a su llegada, la hija mayor de los Reyes se encontró con un contratiempo, ya que uno de los fieles asistentes sufrió un ataque epiléptico. Elena se acercó para interesarse por el estado del hombre, que se encontraba tendido en el suelo y estaba siendo atendido por médicos. Tras informarse, la infanta entró en la basílica, donde fue acogida con entusiasmo por los devotos que abarrotaban el templo.