El mayor huracán registrado en el Atlántico en las últimas dos décadas ha golpeado con una furia extrema varias islas de las Antillas con vientos que rondan los 285 kilómetros por hora y trombas de agua propias de las tormentas tropicales. Designado todavía como un ciclón de categoría 5, la máxima en la escala que mide la intensidad de estos fenómenos, Irma está dejando un reguero de destrucción en su avance hacia Florida, donde se ha ordenado ya la evacuación de unas 650.000 personas. Barbuda parece ser hasta el momento la isla más damnificada pero su potencia épica también ha llegado a Puerto Rico, donde cerca de un millón de personas han quedado sin electricidad. Por suerte para los puertorriqueños, el ojo del huracán ha pasado a 56 kilómetros de San Juan pero las tribulaciones del Caribe no han acabado porque en el horizonte se acerca otro huracán: José, de categoría 2.

El Centro Nacional de Huracanes de EEUU espera que José se convierta en un «gran huracán» hoy. Su trayectoria es similar a la de Irma y, aunque se encuentra al este de las Antillas menores, la previsión es que avance hacia el noroeste, poniendo a tiro las mismas islas abofeteadas por Irma. Las próximas en su recorrido son Haití, la Republica Dominicana, Cuba y Bahamas, donde están en marcha evacuaciones masivas. Hasta ahora Irma ha dejado 13 muertos, una cifra relativamente modesta, aunque a tenor de las imágenes que llegan de Barbuda su legado se podría medir más por el grado de devastación que por la cifra de víctimas.

El primer ministro del país caribeño, Gaston Browne, ha asegurado que el 95% de los edificios de Barbuda han quedado total o parcialmente destruidos. La vecina Antigua se ha salvado y las autoridades decidirán si ordenan la evacuación obligatoria de los 1.600 habitantes de Barbuda. «La isla ha quedado apenas habitable», ha dicho Browne.

También la isla de San Martín ha sufrido daños mayúsculos. Las autoridades francesas, que comparten con Holanda la soberanía de la isla, han confirmado la muerte de ocho personas y hablan de destrozos generalizados. «Es un desastre enorme. El 95% de la isla está destruida. Estoy en shock», le ha dicho a Reuters el alcalde de San Martín.

Cuba y la República Dominicana han tomado medidas para evacuar los resorts turísticos. Y en Puerto Rico, Irma parece haber hecho menos estragos de los esperados, aunque 900.000 personas están sin electricidad y 50.000 sin agua potable. Más de una docena de sus hospitales han tenido que recurrir a los generadores tras quedarse sin electricidad. Naciones Unidas estima que, en total, las consecuencias del huracán podrían afectar a 37 millones de personas. La mayoría viven en Florida, donde miles de personas han puesto rumbo al norte por sus carreteras para estar a salvo cuando llegue el huracán, previsiblemente mañana.

«Es posible que se produzcan fluctuaciones en su intensidad durante los dos próximos días, pero la previsión es que Irma se mantenga de categoría 4 o 5», ha dicho el Servicio Nacional de Meteorólogía. Las autoridades de Florida han ordenado la evacuación obligatoria de unas 650.000 personas, que viven en las zonas costeras de Miami y sus alrededores. «Esta tormenta es más grande, más rápida y más fuerte que el huracán Andrew», ha dicho el gobernador del estado, Rick Scott, refiriéndose al ciclón que dejó un rastro de caos y destrucción en 1992.