La Inquisición ordenó en España la muerte en la hoguera de sólo 59 brujas o supuestas brujas a pesar de que los procesos celebrados por el temido tribunal, nacido en la península Ibérica y ampliado por toda Europa, fueron 125.000. Ese es uno de los datos inéditos contenidos en las 786 páginas del volumen La Inquisición, editado por el Vaticano y presentado ayer en Roma por los cardenales Roger Etchegaray, Jean Louis Tauran y Georges Cottier. El libro, resultado de un simposio celebrado en el año 1998, le sirvió de base al papa Wojtyla durante el Jubileo del 2000 para pedir perdón al mundo por los pecados cometidos por los católicos durante los siglos pasados.

En una carta enviada con motivo de la presentación, Juan Pablo II afirma que "es justo que la Iglesia se haga cargo con mayor conciencia del pecado de sus hijos en el recuerdo de todas aquellas circunstancias en las que, durante la historia, éstos se alejaron del espíritu de Cristo y su Evangelio, ofreciendo al mundo, en lugar del testimonio de una vida inspirada en los valores de la fe, el espectáculo de maneras de pensar y de actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo".

POCO FRECUENTES Agostino Borromeo, editor del volumen, explicó que las condenas a tortura y pena de muerte de la Inquisición "no fueron tan frecuentes como se ha creído durante mucho tiempo". El profesor ilustró que de los miles de procesos celebrados contra herejes por la Inquisición y por tribunales civiles en la Europa de aquella época, entre los siglos XIII y XVIII, acabaron en la hoguera un total de 50.000 personas, pero entre ellas sólo hubo 59 brujas de España, 4 de Portugal y 36 de Italia.