La policía detuvo el pasado lunes en León a dos jóvenes por ser sospechosos del asesinato de un indigente ocurrido hace más de tres años. A pesar de que el móvil del crimen todavía no está claro, tanto las autoridades políticas como las policiales sugirieron ayer la posibilidad de que los dos detenidos mataran a su víctima para cumplir con un "rito satánico" o para ejecutar "un juego de rol".

Las pistas en las que se basan los agentes son la crueldad del crimen y el hecho de que uno de los detenidos perteneciera a un grupo de black metal , un tipo de música heavy y supuestamente satánica.

La noche del 10 de diciembre del 2000, Jorge Ramón Alvarez, un mendigo de 32 años de origen asturiano, conoció a D. F. S., de 22, y a M. A. M. B, de 16. Los tres estuvieron "tomando copas y, con toda probabilidad, también drogas" en la zona del barrio Húmedo de León, según explicó el comisario jefe, Angel Miñambres. Luego, los dos jóvenes "invitaron al mendigo a dar un paseo" y fueron al paraje la Candamia, situado a las afueras de la ciudad.

ACTO PREMEDITADO Una vez allí, los dos detenidos supuestamente propinaron cien puñaladas al indigente. No se trató de un acto repentino. El comisario jefe explicó que los dos jóvenes tenían pensado de antemano asesinar a Jorge Ramón, aunque, según las pesquisas policiales, el que planeó el crimen fue el más joven: M. A. M. B., que ahora tiene 19 años.

El cadáver del indigente fue encontrado al día siguiente por un vecino que estaba haciendo deporte en la zona de la Candamia.

Ni el comisario jefe ni el subdelegado del Gobierno en León, Víctor Núñez, quisieron desvelar cómo los agentes centraron sus investigaciones en los dos muchachos. Lo único que comentaron fue que, meses después del crimen, M. A. M. B. fue denunciado por hurto. Las pistas llevaron también a D. F. S., que ahora tiene 25 años. Este confesó el crimen cuando prestó declaración ante la policía.

Para explicar el posible rito satánico o juego del rol, el comisario jefe y el subdelegado del Gobierno añadieron que los dos detenidos se movían en ambientes sospechosos. El mayor de ellos, apodado el tumba , tocaba en un grupo de música black metal cuyos temas "hacían referencias a la muerte". "Los dos detenidos pudieron considerar al indigente como un ser inferior a ellos", insistió el comisario. "Hay un cúmulo de circunstancias sospechosas. Por ejemplo, el ambiente que frecuentaban, el aspecto de rockeros duros y el sentimiento de superioridad sobre las capas socialmente débiles", concluyó Miñambres.

Mientras que D. F. S. ya ha pasado a disposición judicial, M. A. M. B. ha ingresado en un centro de menores, ya que tenía menos de 18 años cuando sucedieron los hechos.