Los Mossos d’Esquadra investigan las «extrañas circunstancias» de la muerte de un paciente que estaba ingresado en estado de coma en el Hospital Joan XXIII de Tarragona. El cadáver presentaba «señales claras de violencia», según denunció la familia, que es procedente de Marruecos.

El paciente, del que solamente ha trascendido que se llamaba Ahmed, tenía 30 años y era de nacionalidad marroquí. Se encontraba en coma y sin movilidad, pero pese a ello estaba siendo atendido en una habitación individual de la quinta planta del centro hospitalario, un espacio dedicado al servicio de Traumatología. El joven había ingresado el pasado 3 de julio después de ser reducido por los Mossos d’Esquadra en su domicilio de Salou. Los vecinos habían denunciado que el hombre, que estaba presuntamente drogado, tenía una actitud violenta con ellos y que no era la primera vez que se les enfrentaba. Los agentes desplazados le redujeron e inmovilizaron, pero poco después sufrió una parada cardiorrespiratoria de la que ya no se recuperó y entró en estado de coma.

Los informes médicos determinaban que no había una relación entre la parada y la inmovilización policíal, sino que se debería al consumo de drogas. El paciente ya había sido atendido en otras ocasiones por problemas cardiacos debidos a la cocaína.