El Tribunal Supremo reconstruye a partir de las declaraciones de las víctimas el modus operandi del expárroco de Baredo (Pontevedra). Y concluye que el cura pederasta invitaba a los niños a quedarse a dormir en la casa parroquial y después les llevaba a cenar a un restaurante o les dejaba jugar al ordenador. Luego, "con la excusa de no tener que hacer otra cama", les proponía acostarse juntos.Los hechos han sido reconocidos por Edelmiro Rial, que explicó que se metía en la cama con los menores, sólo con calzoncillos, para vencer el frío y la humedad. Para los jueces, esa versión "carece de todo fundamento" porque los abusos se cometieron en verano.