Las autoridades de Indonesia elevon a 385 el número de muertos por la serie de terremotos y un inesperado tsunami que golpearon el pasado viernes la isla de Célebes y provocaron una gran destrucción de edificios e infraestructuras. Además, 540 personas resultaron heridas, 29 están desaparecidas y hay 16.732 desplazados registrados, según los datos ofrecidos por el portavoz de la Agencia Nacional de Gestión de Desastres (BNPB), Sutopo Purwo Nugroho. La mayoría de las víctimas mortales se registraron en el tsunami que originó un seísmo de 7,5 grados al que le han seguido más de 130 réplicas. Sutopo advirtió de que se trata de cifras provisionales. Creen que aumentarán a medida que avancen las tareas de salvamento y se restablezcan las comunicaciones.

Durante su comparecencia, el portavoz mostró imágenes de puentes derrumbados, zonas costeras cubiertas de escombros y escenas en las que se ven a decenas de pacientes en camillas en el exterior del hospital Undata. Los 29 desaparecidos corresponden al puerto de Pantoloan, situado en el norte de la ciudad de Palu, la más castigada y que quedó arrasada como muestran las imágenes distribuidas por la BNPB.

La mayoría de los datos de víctimas salen de Palu, la capital de la provincia de Célebes Central, una población de unas 350.000 personas. El municipio de Donggala, de unos 277.000 habitantes, es la otra zona más castigada, con más de 1.000 edificios dañados y cortes en las comunicaciones y la red eléctrica.

La serie de seísmos, que comenzó con uno de 6,1 grados al que le sucedió tres horas después el de 7,5, destruyó parcialmente la penitenciaría de Donggala y se han escapado más de la mitad de los 560 reos que encarcelaba.

Soldados, técnicos de telecomunicaciones y transporte aéreo, médicos de la Cruz Roja y miembros de la Agencia de Búsqueda y Rescate colaboran en la búsqueda de supervivientes, asisten a los heridos y damnificados y reparan algunas de las instalaciones dañadas.

Una tarea pendiente son las personas que quedaron atrapadas en el hotel Roa Roa de Palu cuando se derrumbó por los seísmos y que no han podido ser rescatadas por la falta de maquinaria pesada. Los habitantes de Palu y Donggala pasaron su segunda noche sin suministro eléctrico, salvo el que proporcionen generadores portátiles.

La agencia de geofísica (BMKG) emitió una alerta de tsunami tras el terremoto de 7,5 para advertir de olas de un máximo de tres metros en la zona de Palu, que llegaron a los 20 minutos del temblor. A la media hora expiró la alerta, y las autoridades solo confirmaron la formación del tsunami después de que varios vídeos locales mostrasen en las redes sociales como Palu era impactada con fuerza por las olas.

Los habitantes de Palu y Donggala pasarán hoy su segunda noche sin servicio eléctrico, salvo el que proporcionen generadores portátiles.

LAS TEORÍAS

El presidente de la Asociación Indonesia de Geólogos (IAGI), Sukmandaru Prihatmoko, indicó que el desastre ocurrió en un tipo de falla en la que generalmente no se registran tsunamis, lo que sorprendió a los expertos. «Lo primero que pensamos fue que es difícil que ocurra un tsunami, pero ocurrió y ahora los geólogos se están preguntando qué paso allí», declaró el presidente de la IAGI.

Sukmanduru indicó que los geólogos indonesios estudian tres posibilidades, una de las cuales atribuye el tsunami a deslizamientos de tierra subterráneos.Según los vídeos grabados por particulares, la tromba de agua que entró en la playa Talise de Palu se llevó a su paso las estructuras y vehículos de la costa y llegó hasta una mezquita ya afectada por el terremoto, entre los gritos de los residentes.

Indonesia se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego del Pacífico, una zona que cuenta con una gran actividad sísmica y volcánica en la que cada año se registran unos 7.000 terremotos, la mayoría moderados.