Italia ha aprobado un plan para que los grandes cruceros se alejen de Venecia, una vieja reivindicación de la menguante población residente en la ciudad de los canales que, con todo, considera totalmente insuficiente esta medida. La cuestión ha sido abordada por el Ministerio de Infraestructuras y Transportes italiano, que ha decidido que de forma progresiva y a lo largo de tres años esos gigantes del mar, a menudo más altos que los propios edificios de la ciudad, dejen de navegar frente a la plaza de San Marco y utilicen como ruta alternativa el paso de Malamocco, para atracar así en el puerto de Marghera, en la localidad vecina de Mestre.

La Unesco ha advertido ya en varias ocasiones a las autoridades italianas de que debe resolver este conflicto. La amenaza que ponía sobre la mesa este organismo dependiente de la ONU era muy directa. En caso de inacción por parte del Gobierno italiano, Venecia podría entrar en la lista de ciudades patrimonio de la humanidad en peligro.

Con la norma presentada ahora, no podrán acercarse a la ciudad los cruceros de más 55.000 toneladas. En el 2014, ya se tomó una medida similar, aunque más tímida. Entonces se vetó el acceso a los barcos de 96.000 toneladas.

Un colectivo recogió en junio 18.000 firmas para que la laguna fuera declarada totalmente libre de cruceros y que estos fueran desviados hasta Trieste.