El cadáver que el martes se halló en un descampado de El Prat de Llobregat, según todos los indicios (también la ropa que vestía el cuerpo sin vida) sería, aún sin la confirmación oficial de la autopsia, el de Janet Jumillas, la vecina de Viladecans de 39 años que llevaba desaparecida desde el 13 de marzo. ¿Qué le pasó?

Janet había quedado esa mañana (13 de marzo) en Cornellá con Aitor García. La mujer tenía que realizar un recado en una oficina de la Agencia Tributaria, acudir a casa de Aitor para reclamarle el pago de una deuda y, después, planeaba almorzar con su sobrino de regreso a su pueblo, Viladecans. El sobrino sabía lo de la oficina pero desconocía lo de Aitor. Janet acudió a casa de Aitor y no salió de allí. Su sobrino dio la alarma cuando Janet no se presentó al almuerzo. Los Mossos abrieron una investigación. Tomaron declaración a Aitor y comprobaron a través de los repetidores de telefonía móvil si su coartada era sólida. No lo era: afirmaba haber estado en lugares que desmentían su teléfono. Por eso, a los pocos días de la desaparición de Janet, Aitor se convirtió en el principal sospechoso. El 21 de marzo por la noche, nueve días después de su desaparición, los Mossos ya estaban vigilando a Aitor y observaron como tiraba tres bolsas de basura a un contenedor. En su interior, descubrieron los agentes, había tres fregonas impregnadas con la sangre de Janet, unas gafas y una cuerda con cabello. Janet fue asesinada por Aitor en el domicilio de este el mismo día en que desapareció. Posiblemente por arma blanca. Tras matarla, Aitor ocultó el cuerpo en el descampado en el que apareció el martes, cubierta con una manta y plásticos.