La adolescente sueca de 16 años que lucha contra el calentamiento global tiene muy claro quién es: "Me llamo Greta Thunberg y soy activista climática", asegura con un convencimiento poco habitual en alguien de su edad. Hace un año, la presencia de esta estudiante de secundaria en una conferencia sobre el futuro de Europa en la capital comunitaria, rodeada de los principales mandamases europeos y con Jean-Claude Juncker a la cabeza, quizás hubiera pasado desapercibida. En los últimos meses, sin embargo, su discurso se ha convertido en una inspiración para miles de estudiantes, su mensaje se ha hecho viral y ella se ha erigido en una especie de heroína estudiantil que no se cansa de afear la inacción de los políticos con el planeta.

Thunberg estuvo en la cumbre del clima de Katowice (Polonia), en el Foro de Davos (Suiza) y este jueves ha viajado a Bruselas (en tren y no en avión para limitar la contaminación) para hablar alto y claro de cómo ve el mundo. "Sabemos que la mayoría de los políticos no quieren hablar con nosotros. Está bien, tampoco nosotros queremos hablar con ellos. Queremos que hablen con los científicos y les escuchen, porque nosotros repetimos lo que dicen, que no cambien de tema porque no han hecho sus deberes", ha explicado durante una conferencia con la sociedad civil organizada por el Comité económico y social europeo.

La expectación allá por donde pasa Thunberg es total y este foro no ha sido una excepción, con una sala abarrotada hasta los topes para escuchar a esta joven inspiradora que un 20 de agosto del 2018 decidió no acudir a la escuela y plantarse delante del Parlamento sueco para protestar y reclamar medidas contra el cambio climático. Cada viernes desde entonces lo ha pasado fuera del colegio protestando y, según ha dicho, es lo que seguirá haciendo hasta que su país cumpla con el Acuerdo de París.

DESVIAR LA ATENCIÓN DEL PROBLEMA

“Si piensan que deberíamos estar en la escuela deberían sustituirnos en las calles”, ha arengado respondiendo a la críticas de las últimas semanas de quienes le acusan de ser una “marioneta”. Lo hacen, ha dicho, para desviar la atención del verdadero problema: la falta de medidas adecuadas para proteger el clima. “Están actuando como irresponsables y malcriados niños”, “han perdido décadas por su inacción” y “el tiempo se agota”, les ha recordado.

Thunberg, que ha pronunciado su discurso arropada por otros activistas de Jóvenes por el clima, ha dejado claro que es necesario actuar ya, que los actuales objetivos de reducción de emisiones no son suficientes y que si han dado un paso adelante y tomado el control es porque “no hay suficiente tiempo para esperar a que crezcamos”. “Hemos empezado a limpiar su desastre y no pararemos hasta lograrlo”, ha avisado entre aplausos.

La réplica del presidente de la Comisión Europea ha sido recibida con mucha menos pasión. “Nos parece bien que los jóvenes se movilicen en las calles europeas por la protección del clima. Este movimiento está muy bien y me reconozco en muchos de los mensajes. En lo últimos años he lamentado que los jóvenes no participen más de este tipo de cosas. Yo solo me manifestaba los domingos por la tarde y no durante el horario escolar como hoy”, ha explicado Juncker deslizando solo una breve critica al negacionismo de Donald Trump y sin entrar en materia.

REPROCHES A JUNCKER

Un mensaje sin fuerza y con cero compromisos que los jóvenes han reprobado. “Creo que ha cambiado de tema muy rápido. No (ha hablado mucho) sobre la crisis climática lo que es triste”, le ha reprochado Thunberg. “Gracias por sus discursos, pero lo que queremos es ambición traducida en medidas, medidas concretas, un futuro seguro y ahora no lo vemos con las políticas actuales”, ha afeado también la joven belga Anuna de Wever. Y lo mismo Adéline Charlier. “No vamos a cambiar las cosas de la noche a la mañana pero nos hubiera gustado que hubiera hablado mas de cambio climático”.

Pese a los muchos políticos con los que ha hablado en los últimos meses, Thunberg no ha recibido ninguna promesa. Por eso seguirá batiéndose por el clima. En foros como este, en las calles de Europa y delante del parlamento de su país. “No es cuando vamos a parar sino cuando los políticos van a empezar. Se necesitan medidas. El acuerdo de París es una promesa y estamos rompiéndolas”, ha recordado De Wever poco antes de volver a manifestarse por las calles de Bruselas. Esta vez con la simbólica presencia de Greta Thunberg que ha logrado de nuevo movilizar, por séptimo jueves consecutivo, a miles de estudiantes. “Tiene fuerza cuando habla. Dice concretamente lo que pensamos y sentimos. Haría falta que más políticos escucharan su discurso”, ha recomendado Charlier.