Tras suplicar por carta ayuda a Mariano Rajoy y a los poderes judiciales, Juana Rivas, la madre de la localidad granadina de Macarena que durante 28 días ha permanecido escondida para evitar que sus hijos vuelvan a Italia con su padre, condenado por violencia machista, decidió ayer salir de su guarida y entregarse, para no agravar su situación legal. Juana tiró la toalla pese a la ola de solidaridad que ha despertado su situación -con la campaña #juanaestaenmicasa- y tuvo suerte. El juez de guardia de Granada desoyó la petición del fiscal, que solicitó prisión provisional y sin fianza para ella, y la dejó en libertad provisional, es decir, volver a casa con sus hijos para que desde allí continúe la batalla legal con su expareja.

El titular de guardia se inhibió a favor del juzgado de instrucción número 2 de Granada, que continuará la investigación ya iniciada por los supuestos delitos de sustracción o retención ilegal de menores y desobediencia a la autoridad judicial. Tras una larga declaración, en la que Rivas solo contestó a las preguntas de su defensa, el juez consideró que estos delitos no justifican la medida excepcional de prisión provisional que solicitó la fiscalía, que decidirá hoy si recurre la decisión.

LA EVALUACIÓN DE LOS MENORES

A la salida del juzgado, Rivas se felicitó de haber dado con un juez «humano» que la ha «escuchado». «Lo vamos a conseguir, vamos a luchar, yo no quiero ser una prófuga», añadió. La vecina de Macarena explicó que durante el último mes ha estado escondida en un pueblo de Granada y que en todo momento sus hijos, de 3 y 11 años, han pensado que la situación se iba a arreglar. «Hoy vuelvo a confiar en la justicia y veo que esto se está encaminando», afirmó.

Rivas espera que siguiente paso sea que un equipo «preparado» escuche a su hijo mayor para que este pueda relatar el «terror» que ha sufrido por los supuestos malos tratos de su expareja. La principal queja de la madre es que las autoridades no han evaluado correctamente a los niños ni han creído el maltrato al que han estado sometidos.

Su asesora legal, Francisca Granados, ya anunció que la prófuga acudiría a las 11.00 horas a la sede judicial, pese a que el lunes se ausentó de una vista en la que el juez ordenó la retirada del pasaporte de los niños y les prohibió salir del territorio Schengen sin autorización del padre o sin permiso judicial.

Rivas entró por el parking escoltada por un vehículo policial, y dentro fue detenida, atendiendo a la orden dictada el 8 de agosto, tras sus sucesivas incomparecencias en los tribunales para evitar la entrega de sus hijos a su expareja, el italiano Francisco Arcuri. A su llegada a los juzgados hubo gritos de «todos somos Juana», «un maltratador no es un buen padre» o «nos tocan a una, nos tocan a todas».

Rivas huyó de Italia con sus hijos en mayo del 2016 para escapar del «infierno» y de la «violencia diaria» de su pareja, según relata en la carta que envió antes de entregarse a Rajoy y a las máximas autoridades judiciales.

La situación venía de lejos porque Arcuri fue condenado en el 2009 por lesiones en el ámbito doméstico. No obstante, la sentencia fue por conformidad y el afectado sostiene que jamás ha maltratado a su pareja o sus hijos y que aceptó la pena para continuar poder viendo a su entonces único hijo. Pero, tras la huida de Rivas a España, reclamó la «inmediata restitución» de los dos menores a Italia y denunció a la madre por sustracción internacional.

Desde entonces los tribunales italianos y españoles le han dado la razón. El Tribunal Constitucional ha rechazado por dos veces amparar a Rivas y suspender la orden de entrega al padre, por haberse presentado la segunda vez fuera de plazo.