Un año después de la muerte del pequeño Gabriel en Níjar (Almería), el juzgado de instrucción ha dado por cerrada la investigación y ha solicitado a la Audiencia Provincial la apertura de juicio oral contra Ana Julia Quezada, la asesina confesa y única investigada. Ante un jurado popular, Quezada se enfrentará a una pena de prisión permanente revisable por los delitos de asesinato, lesiones psíquicas y contra la integridad moral de los padres, como solicitan la fiscalía y la acusación particular, petición que la defensa rebaja a tres años de prisión. El juez ha pedido además que a las diligencias se incorpore el informe con la investigación que los agentes de la Policía Judicial realizaron en Burgos sobre las circunstancias que rodearon la muerte de la primera hija de la acusada, y que fue archivado al considerarse un accidente.

Se trata de una petición formulada por la acusación particular que ejercen los padres. Así, junto a las declaraciones tomadas por la Guardia Civil durante esos doce días que duró la búsqueda y otros informes y diligencias, en el auto de apertura de juicio oral el juez ordena que se incorpore a la causa el atestado sobre la investigación policial que se realizó en Burgos en el año 1996 para esclarecer la muerte de la primera hija de Ana Julia, que falleció cuando contaba cuatro años al caerse por una ventana de un séptimo piso en lo que fue calificado inicialmente como un accidente.

Los padres de Gabriel ya habían desvelado su intención de pedir que se tuviera en cuenta este atestado. «Como padres, a todo lo que nos podamos agarrar de manera legal para que no pueda hacer daño lo vamos a hacer», justificaron entonces ambos progenitores, expresando su convencimiento de que el asesinato de su hijo «tenía que ver» con la muerte de esta niña. Se apoyaban para ello en un informe policial realizado ya después de la detención de Quezada que apuntó la posibilidad de que fuera «la propia Ana Julia la que segara la vida de aquella menor», poniendo de manifestó «la dificultad de que una niña de solo cuatro años en estado de sonambulismo, que nunca había padecido, se precipitara desde un edificio».

Los testimonios de familiares dejaron constancia de la «falta de empatía» de Ana Julia con lo ocurrido, y cómo contó diferentes versiones. Los testigos de la época narraron que mostró un comportamiento similar al ofrecido en la búsqueda de Gabriel, escudándose indisposiciones para retrasar sus interrogatorios.