Mientras en las procesos que se siguen en Francia y Alemania por el vuelo Barcelona-Düsseldorf que se estrelló en los Alpes los jueces no han responsabilizado a ningún directivo de Lufthansa o su filial Germanwings, en España las cosas son diferentes. El titular del juzgado mercantil número 6 de Madrid ha expresado con toda claridad que la compañía alemana es directamente responsable por su negligencia a la hora de contratar al piloto Andreas Lubitz, aquejado de graves desequilibrios psicológicos.

“El vuelo siniestrado sufrió su destrucción total y el fallecimiento de todos sus pasajeros por causa de la deficiente selección de personal, concretamente de su copiloto, quien premeditadamente estrelló el avión”. El magistrado sostiene esta tesis en un auto dictado el pasado 22 de febrero que resuelve definitivamente la petición de una familia catalana de conocer qué compañías habían coasegurado el vuelo junto a Allianz y cuáles eran los términos concretos de estas pólizas.

El juez dió la razón a los demandantes y obligó a Allianz a facilitar la información exigida, que ya les fue entregada el viernes 3 de marzo. “Las víctimas tienen derecho a conocer la verdad y a recibir justas indemnizaciones derivadas de la tragedia. Para ello, era necesario conocer las condiciones de las pólizas de seguros, así como la identidad del resto de aseguradores”, ha señalado el abogado defensor de las familias, Carlos Villacorta, que ahora está pendiente de culminar el trabajo de traducción del alemán de los contratos facilitados por Allianz.

El plazo para presentar la reclamación económica es de dos años, por lo que expira el próximo 24 de marzo, el segundo aniversario de la tragedia que acabó con la vida de 150 personas, 60 de ellas de nacionalidad española.

INYECCIÓN DE MORAL

Aunque el magistrado deja clara la responsabilidad de la compañía, su afirmación no tendrá consecuencias más allá de las que se deriven de su decisión de obligar a la entrega de la pólizas, dado que el procedimiento abierto en Madrid (sede de Allianz) estaba limitado exclusivamene a esta cuestión. Para el letrado Villarcorta, sin embargo, una afirmación tan rotunda ha supuesto “una inyección de moral” para los familiares y “esperanzas de que otros jueces sigan su camino”.

Lufthansa es la empresa que se encargaba en exclusiva de la selección de personal y del control médico de los empleados de Germanwings, la filial de bajo coste que poco después del siniestro se disolvió.

La fiscalía alemana concluyó en su informe final el pasado enero que el único responsable de la tragedia era Lubitz porque la compañía no tuvo conocimiento de sus intenciones suicidas ni de que padeciera una enfermedad mental. “No hay razones para investigar penalmente a otras personas vivas”, resumió el fiscal Christopher Kumpa.

En Francia la investigación sigue abierta sin que la fiscalía haya formulado conclusiones. El informe final llevado a cabo por laBEA, el prestigioso organismo que investiga los siniestros áereos en Fracia, reveló que los médicos que trataron a Lubitz le llegaron incluso a recomendar que ingresase en un psiquiátrico tan solo dos semanas antes de la catástrofe.

El dictamen estableció que el copiloto premeditó el desastre. Media hora después del despegue del vuelo desde Barcelona rumbo a Düsseldorf, “se encontró solo en la cabina de pilotaje”, se negó a abrir la puerta y “ajustó de manera intencional las consignas del piloto automático para hacer descender el avión hasta su colisión”.