El español Artur Segarra ha sido condenado a muerte por la justicia tailandesa por el asesinato del también catalán David Bernat en un caso que convulsionó el país asiático por su truculencia. El tribunal también le ha condenado por robo, secuestro, extorsión, tortura y falsificación de documentos. La condena incluye la devolución a la familia de la víctima de los 700.000 bahts, el equivalente de unos 20.000 euros, que sustrajo de su cuenta bancaria.

En los cuatro meses de juicio se han acumulado las pruebas incriminatorias: grabaciones de cámaras, pruebas de ADN, movimientos bancarios y declaraciones varias. Su expareja tailandesa, Pridsana Saen-ubon, desveló que Segarra se había desembarazado de una caja de cuchillos. El condenado, con su eterna sonrisa, se ha declarado inocente, rebajado las pruebas a simples indicios y apuntando a una oscura confabulación en la que estaría implicada su expareja.

BIBLIA / A la lectura del veredicto, según el diario Bangkok Post, acudió con ese versículo bíblico escrito en su mano en el que Jesús pide a su Padre que les perdone porque no saben lo que hacen. Tanto la fiscalía como el abogado de Segarra ya daban por sentada la condena la víspera.

La justicia tailandesa ha demostrado que Segarra invitó a su apartamento el 20 de enero de 2016 a Bernat, ingeniero de 41 años afincado en Irán, al que conocía de la noche de Bangkok. Allí le ató y torturó para que le desvelara sus contraseñas bancarias. Después le asfixió con una bolsa de plástico, desmembró su cadáver y lo colocó en una nevera antes de arrojarlo al río Chao Phraya, donde fue encontrado días después. La fiscalía ha aportado grabaciones de la entonces novia de Segarra sacando dinero de cajeros. La entidad bancaria de Bernat anuló el grueso de las transacciones por seguridad.

El condenado fue identificado por una pareja de españoles en un restaurante tailandés y cruzó la frontera hasta la localidad turística camboyana de Sihanoukville, donde fue detenido en un hostal. Desde ahí fue trasladado a la cárcel tailandesa en la que ha permanecido los últimos 14 meses.

INVESTIGADO EN ESPAÑA / Segarra es un viejo conocido de la justicia española. Los mossos le investigaban por una trama que estafó a un centenar de ancianos con las promesas de rentas vitalicias a cambio de la venta de sus viviendas. El condenado huyó al sudeste asiático antes de ser detenido.

El último de los tres abogados con los que ha contado Segarra ha confirmado que apelará. Puede aún recurrir ante el Tribunal de Apelaciones y el Tribunal Supremo antes de solicitar la clemencia real. Es improbable que se cumpla la sentencia porque en el país asiático existe una moratoria sobre ejecuciones desde el 2009. La última ejecución por asesinato data del 2003. Amnistía Internacional asegura que 24 de los 427 presos en el corredor de la muerte son extranjeros.