En Estados Unidos no tienen realeza, pero las bodas de las estrellas de Hollywood casi dejan pequeñas las de príncipes, infantas y reyes. El último caso de bodorrio en toda regla lo ha protagonizado el actor Kevin Costner, que para dar y escuchar el sí de su novia, la alemana Christine Baumgaertner, ha preparado una fiesta de cuatro días. La celebración empezó el pasado jueves en el rancho de 66 hectáreas que el actor tiene --como cualquier star que se precie-- en Aspen (Colorado). El enlace, oficiado por un sacerdote católico, tuvo lugar el sábado y ayer hubo una comida para la parte de los 500 invitados que hubieran resistido el maratón.

A los 49 años, el director y protagonista de Bailando con lobos sigue teniendo energía e ilusión. Pese a haber estado casado ya (hasta 1994 con Cindy Silva, con la que tuvo tres hijos) se planteó su segundo enlace con la ilusión de un adolescente. Para que sus invitados disfrutaran de un largo y festivo fin de semana organizó numerosos actos agrupados bajo el título country , y gente como Michael Douglas, Catherine Zeta-Jones, Jack Nicholson, Bruce Willis, Oprah Winfrey, Don Johnson y Oliver Stone pudieron optar por carreras de tractores, concursos de pesca y otros entretenimientos preparados para aprovechar el increíble escenario natural.

Pero el acto central era la boda, y también en eso el novio apostó por lo grande. Según el relato de los espías de los medios estadounidenses que durante cuatro días han hecho guardia a las puertas del rancho, Costner llegó en carruaje a las 15.30 del sábado. Como un novio más, esperó los 15 minutos de rigor a que Baumgaertner, a la que conoció hace 10 años en un campo de golf , apareciese. Entre aplausos y acordes de Give me shelter , de los Rolling Stones, y el Imagine , de Lennon, los novios se montaron tras dar el sí en una canoa y se fueron a la mitad del lago. Más bucólico imposible.