¿Qué es el exposoma y cómo influye en la infección por coronavirus?

El exposoma es un concepto muy amplio, que engloba todos los factores no genéticos, tanto la exposición a compuestos químicos, como la exposición ambiental, la dieta, el entorno urbano, el nivel socioeconómico, etc. en contraposición con el genoma, que se refiere a la carga genética. Está claro que cualquier infección, como es el covid-19, está condicionada por ese medio ambiente. Y hay pruebas de ello, como los trabajos publicados recientemente por el Gobierno canadiense y la revista 'Nature' sobre el vínculo entre las exposiciones ambientales y la probabilidad y gravedad de la infección.

Por ejemplo, ¿qué evidencias existen de cómo afecta la contaminación del aire a la infección por covid?

El trabajo en 'Nature' identifica un mecanismo que vincula una de las proteínas que utiliza el virus para infectar las células epiteliales, por ejemplo del pulmón, con una mayor exposición a partículas pequeñas en el aire. Es decir, a más contaminación, mayor probabilidad infección.

¿Y cómo afecta la dieta o el estilo de vida?

En esa misma publicación se recoge que la dieta rica en grasas incrementa la expresión de esa proteína que hay en la superficie de las células del tejido graso del hígado y el riñón, y se piensa que individuos con esa dieta tienen más probabilidad de daño en esos órganos.

¿Y las diferencias socioeconómicas?

Dentro del concepto exposoma se incluyen también los factores económicos, sociales y raciales. Y es que si a primeros de marzo se decía que la infección iba a ser el gran igualador porque afecta a todo el mundo por igual, ahora sabemos que no es así. Como decía un ministro canadiense, cuyo gobierno ha estudiado estos factores, estamos sufriendo una marejada de carácter global, pero no todos vamos en barcos de la misma categoría. Se refería al acceso al diagnóstico temprano, a los cuidados, todo lo que hace que la enfermedad sea más grave y el riesgo de secuelas y muerte mayor, que está condicionado por el nivel socioeconómico.

Y fuera del coronavirus, ¿cómo afecta el exposoma a la salud?

Los que hemos trabajado muchos años en el exposoma químico sabemos que la exposición respiratoria, digestiva o dérmica a estos contaminantes tiene efecto dentro del organismo y en múltiples enfermedades, desde el asma hasta el cáncer de pulmón, pasando por enfermedades hormonales, problemas reproductivos o de desarrollo del niño. Investigaciones recientes demuestran, por ejemplo, que la exposición a determinados compuestos químicos se asocia con déficit de atención e hiperactividad en los niños. La exposición a compuestos químicos está muy estudiada por la facilidad de cuantificarlos en la orina.

De hecho, usted sostiene que el 100% de los niños mean plásticos.

Sí. Y un padre me preguntó recientemente, muy disgustado, en una conferencia: ¿Y usted doctor, qué mea? Ahora gracias a una oenegé que ha analizado la orina de 52 europeos, entre ellos la mía, sé que también meo plástico y en algunos tipos de plástico soy un gran campeón.

¿La exposición a los plásticos ha empeorado con la pandemia?

Sí, se ha incrementado enormemente, porque todas las medidas preparadas para disminuir los plásticos, parece que se ha han ido al garete por miedo al virus. Por ejemplo, se ha demorado la regulación sobre plásticos de un solo uso y ha habido un aumento enorme del envasado alimentario. Y las mascarillas quirúrgicas son de polipropileno, uno de los plásticos que no sabemos cómo quitarnos de encima.

¿Ha estudiado cómo afecta a nuestra salud el uso continuado de las mascarillas?

El colectivo de investigadores del mundo del plástico no hemos tenido oportunidad de estudiarlo ni hemos querido ser alarmistas porque entendemos la situación y no queremos introducir más incertidumbre. Pero una vez que pase la fase aguda de la pandemia, hay que empezar a buscar alternativas y poner límites de seguridad a estos plásticos.

Usted es experto en los llamados disruptores endocrinos, determinadas sustancias químicas que alteran el equilibrio hormonal. ¿Me puede citar algunos ejemplos?

Sí. La investigación comenzó por los pesticidas, en los años 80, muchos de los cuales se prohibieron por su toxicidad. Después aparecieron disruptores endocrinos en el mundo de los plásticos, por ejemplo, el policarbonato que utiliza el bisfenol A o los ftalatos que acompañan al PVC y que afortunadamente se eliminan con facilidad. Por eso la UE ha prohibido los biberones de policarbonato o su presencia en los alimentos infantiles. También hay tóxicos endocrinos en el mundo de la cosmética o el textil. El problema es que la regulación siempre llega tarde, después de mucha exposición a estas sustancias, cuando la obligación del Estado es actuar preventivamente. Además, la industria siempre alega que las dosis de exposición son bajas, pero el sistema regulador no considera el efecto combinado de múltiples compuestos.