La pandemia de covid-19 ha colocado a la comisaria europea de sanidad, la chipriota Stella Kyriakides, en primera línea contra un virus que ha paralizado Europa. Aunque sus competencias en este ámbito son limitadas -corresponden a los Estados miembros- asegura que la coordinación con los gobiernos europeos ha sido buena y advierte de que la mejor herramienta para evitar una segunda oleada es “seguir las recomendaciones sanitarias y que los ciudadanos se mantengan vigilantes para evitar riesgos innecesarios”, explica durante una videoconferencia con un grupo de corresponsales europeos.

-¿La presión por reabrir las economías y levantar las prohibiciones de viaje está creando nuevos riesgos? ¿Vamos demasiado lejos demasiado rápido?

Es importante avanzar pero también que el levantamiento de las medidas de confinamiento no ponga en peligro los sacrificios que ya han hecho los ciudadanos. Por eso hay que planificar con cuidado la reducción de las restricciones. Cada Estado miembro debe analizar su situación en términos epidemiológicos, capacidades sanitarias, test y rastreo de contactos. No creo que deba haber un levantamiento general de las restricciones pero tampoco lo estamos viendo.

-¿Teme una relajación de las medidas de distanciación social?

Mientras no haya una vacuna efectiva el virus va a seguir estando ahí y no debemos olvidarlo. Es extremadamente importante mantener las medidas de higiene personal, distancia física y test. Y, cuando se levanten hay que asegurarse de que los ciudadanos son capaces de responder responsablemente. Hemos visto señales positivas de reducción de nuevos casos y tenemos que ser positivos pero no podemos arriesgarnos a que el virus resurja sin control y por eso es clave que los Estados miembros tengan capacidad de hacer test y rastrear los contactos. De forma que si aparecen nuevos casos por los viajes puedan ser identificados y aislados.

-Hemos visto las maniobras de Estados Unidos para obtener la vacuna antes que nadie. ¿Teme una guerra de vacunas?

La búsqueda de una vacuna no debe ser una pelea o una competición porque cuando uno afronta una pandemia como el problema sanitario público global que tenemos debemos estar unidos. La vacuna no puede ser un lujo para un selecto grupo de unos pocos. Tiene que ser accesible para todos los ciudadanos de cualquier parte y solo podremos derrotar a la pandemia si trabajamos con esta idea. La Comisión ha lanzado una iniciativa internacional que ha recaudado ya 9.000 millones de euros para invertir en diagnósticos terapéuticos efectivos y vacunas. Tenemos que trabajar todos de forma estrecha, tanto en la UE como fuera. A mediados de junio presentaremos una estrategia sobre vacunas para resaltar el nivel de coordinación y maximizar el acceso a vacunas cuando estén disponibles.

-¿Qué lecciones saca de los problemas que vimos al principio de la crisis sobre la exportación de equipamiento médico?

Dejamos claro que no toleraríamos obstáculos injustificados al mercado interior y emitimos orientaciones sobre prohibiciones a la exportación e interrupciones en el transporte, con carriles verdes que ayudaron mucho. Gracias a ello, la mayoría de los Estados miembros eliminaron las prohibiciones a la exportación. En un momento en el que nuestro foco es salvar vidas no es momento de prohibir la exportación de medicinas y equipamiento que pueda salvar vidas.

-¿Hasta qué punto es realista que la producción farmacéutica se traslade de China e India a Europa?

Siempre ha sido parte de nuestras prioridades tener una estrategia farmacéutica para finales de 2020. Ya lo abordamos en diciembre pasado y la pandemia lo ha exacerbado y ha visibilizado aún más las debilidades estructurales en cuando al suministro de medicinas. Incorporaremos esto a la estrategia. Nuestro objetivo es incrementar la autonomía estratégica y limitar la dependencia.