"¿Sabe usted cómo es el día a día de una camararera de piso?" Espetó la senadora de Nueva Canarias María José López Santana a Mariano Rajoy el mes pasado, en vísperas de la histórica huelga de mujeres. "Pues trabajan en condiciones infames que destrozan su salud a cambio de sueldos vergonzosos [...] Hacen más de 40 camas al día, empujan carros de más de 100 kilos y el 90% sufren trastornos de salud pero no se piden bajas por miedo a perder el trabajo".

La denuncia "impactó" al presidente, como confesó él mismo, y ya sea porque necesita del apoyo de Nueva Canarias para que salgan adelante los Presupuestos del 2018 o porque de verdad cree "necesario mejorar las condiciones de trabajo" de las limpiadoras de habitaciones de hotel, lo cierto es que se comprometió a recibir una representación del sector y la cita se ha cerrado para este jueves en la Moncloa.

Pero... ¿qué son las 'kellys', cuáles son sus demandas y cómo se han organizado para llevar sus reivindicaciones hasta lo más alto de la cúspide de poder?

El nombre: las 'Kellys'

Las camareras de piso se autodenominan 'kellys' porque tradicionalmente se ha llamado 'la kelly' a las limpiadoras y han decidido sacar jugo al juego de palabras.

Sus reivindicaciones: acabar con la semiesclavitud

Su principal reivindicación es que se ponga fin a las externalizaciones o las subcontratas, causantes en buena medida de que sus retribuciones apenas alcancen el salario mínimo, con contratos precarios y horas extras por doquier y sin remunerar. Para evitar los abusos, buscan además que se aumenten las inspecciones de trabajo y que se vincule la categoría de los hoteles a la calidad del trabajo que generan.

Y es que, como denunció la senadora López Santana, cobran en torno a 2 o 3 euros por limpiar habitaciones que pueden alcanzar los 200 euros.

Y con unas exigencias por parte de los empleadores que provoca que la mayoría sufran sobrecargas musculares que se agudizan con los años porque tienen miedo a pedir la baja para evitar ser despedidas. Ante este problema, reclaman que el trastorno musculo-esquelético sea considerado enfermedad profesional y que las 'kellys' puedan acogerse a una jubilación anticipada.

Sus demandas se contemplan en una iniciativa normativa que han denominado 'Leykelly', que está por ver si Rajoy asume íntegra o parcialmente.

El movimiento: de las redes hasta los despachos

Las 'Kellys' comenzaron a establecer contactos entre sí a través de las redes sociales en el 2014. Al año siguiente, ya pasaron de desahogarse por internet a la "autoorganización" hasta que en el 2016 se constituyeron como asociación y oficilializaron su lucha.

Se organizan través de grupos territoriales, especialmente en aquellas regiones con más turismo, y sus acciones más visibles son las protestas con camisetas verdes a las puertas de los principales hoteles.

Pero sin duda, fue la intervención de la senadora de Nueva Canarias, hija, sobrina y prima de camareras de piso, en la sesión de control al Gobierno la que ha provocado que Rajoy vaya a escuchar en persona sus demandas. La parlamentaria ha ejercido de intermediaria, pero será la presidenta de la asociación 'Las Kellys', Miriam Barros, y otras cinco camareras de piso las que lleven una "propuesta en la mano" al presidente el próximo jueves.