De puntillas, como llegó, se fue. Letizia Ortiz , la prometida casi invisible del Príncipe, disfrutó de sus días de escapada en Barcelona y demostró, una vez más, que su operativo de seguridad es capaz de driblar a la nube de paparazzi que le ha ido pisando los talones durante su estancia en la ciudad. La experiodista, tras compartir unos días con la infanta Cristina y su familia, regresó el martes a última hora de la tarde a Madrid para dar la bienvenida a su novio, el Príncipe, que vuelve esta noche de su visita oficial a Guatemala.

Durante su estancia en Barcelona, Letizia salió a almorzar y de compras por la avenida de la Diagonal. Sin embargo, no dejó pruebas gráficas de su paso, casi a hurtadillas, por la ciudad. Cuando la prometida del príncipe regresó a Madrid, donde reside en el ala de invitados de la Zarzuela, le llegó la noticia de que Felipe había salido ileso de un accidente múltiple de coche en Guatemala, donde ayer asistió a la toma de posesión del presidente Oscar Berger .

El miércoles de madrugada (hora española), el heredero se dirigía en una limusina al Museo Nacional de Arte Moderno, cuando su vehículo colisionó y se vieron implicados otros tres coches oficiales, incluido uno de seguridad de Felipe . El príncipe no sufrió ninguna lesión en el incidente y se limitó a cambiarse de coche.

Mientras Letizia retomaba ayer los tiranos preparativos, el efecto boda continuaba brindando historias para el anecdotario del enlace. Por ejemplo, bordadoras de Lagartera (Toledo) trabajan "día y noche" para regalarles una mantelería con sus imposibles trabajos.

El que tampoco da abasto es el vallisoletano Maximiano San José , dueño de la editorial Maxtor. Su edición facsímil de El doncel de don Enrique el doliente , el libro de Larra que Letizia regaló a Felipe , es su mayor best-seller . La novela, de dos volúmenes, es una reproducción de la edición de 1834 con orlas y grabados. El precio, 25 euros cada ejemplar, no es precisamente de bolsillo.