Litio, un macho de lince ibérico, nació en el centro de reproducción de Doñana, fue liberado en Portugal y es un viajero audaz. «Aventurero», según Santi Palazón, biólogo especialista en mamíferos del servicio de Fauna y Flora de la Generalitat. El pasado 29 de mayo fue fotografiado por los agentes rurales de la Generalitat en el área metropolitana de Barcelona después de una correría agotadora, 1.100 kilómetros en línea recta, a través de valles, montañas y ríos, al menos el Tajo o el Júcar y el Ebro. Se trata del primer avistamiento de un ejemplar de Lynx pardinus en Cataluña desde principios del siglo XX. Ello, no obstante, no quiere decir que el gran gato devorador de conejos vaya a repoblar estas tierras.

El lugar donde fue visto, que por razones evidentes se mantiene en secreto, no es seguro para él. Según el Departamento de Territorio y Sostenibilidad, se trata de «un emplazamiento inadecuado para garantizar su seguridad, cerca de infraestructuras viarias y núcleos urbanos». En los próximos días llegará la colaboración del equipo técnico y veterinario del programa de recuperación del lince ibérico, IberLince, para capturarlo y trasladarlo. «Pronto, es muy importante, porque donde está ahora cualquier día lo podemos encontrar atropellado, o que si la gente sabe donde está lo ahuyente», avisa Palazón.

IDENTIFICADO / A partir de la imagen, los agentes no solo confirmaron que se trataba de un lince ibérico, sino que lograron identificar el ejemplar gracias al collar transmisor que portaba, su patrón de manchas y la colaboración de los expertos de los programas de reintroducción de esta especie en la Península. Se trata de Litio, un ejemplar del que hace dos años que no se sabía nada. Litio nació en el 2014 en el centro de cría en cautividad del Acebuche (Huelva) y tras ser liberado fue capturado de nuevo el 5 de mayo del 2016 en Gibraleón, con signos de debilidad, tras «observar carencias en su adaptación al medio». En el Centro de Recuperación de Especies Amenazadas (CREA) de Huelva hicieron maravillas con él: liberado de nuevo en la región portuguesa del valle del Guadiana, poco después la señal de GPS que emitía su collar se perdió, pero si hubiese seguido en funcionamiento los técnicos habrían alucinado con su movilidad.

Palazón cree que el animal llegó hasta Tortosa «y ahora quizá se ha encontrado en un callejón sin salida y no sabe volver hacia atrás». Aunque quizá no quiera. Se le ve bien alimentado, y no le faltan los puntos con superboblación de conejos que puedan haberlo atraído. «Lleva dos años desaparecido, así que debe de haberse adaptado al medio», añade el especialista de la Generalitat.

Aventuras como la de Litio no son habituales, pero las hay. Machos jóvenes no establecidos en un territorio pueden realizar largos desplazamientos. «De los que se han liberado, algunos se centran en un territorio y otros salen aventureros», explica Palazón. Como Kentaro: desde los Montes de Toledo llegó a Madrid, a La Rioja, pasó a Sanabria (Zamora) y acabó atropellado en Oporto.