A Madrid está previsto que llegue entre el 7 y el 9 de diciembre un tren de mercancías que salió el 18 de noviembre con 82 contenedores del epicentro de las manufacturas chinas. Quizá no haya oído hablar de Yiwu pero muchas de sus pertenencias vienen de esa ciudad. Los aproximadamente 20 días de la conexión entre Yiwu y la capital española suponen la línea de tren más larga del mundo y responden al plan chino de expandir sus productos.

El tren Yixinou (por la contracción en mandarín de Yiwu, Xinjiang y Europa) parte de la punta oriental china y pasa por Kazajistán, Rusia, Bielorusia, Polonia, Alemania y Francia antes de alcanzar España. Sus 13.052 kilómetros empequeñecen los 9.259 del mítico Transiberiano que une Moscú y Vladivostok y quintuplican los del literario Orient Express. El tren sigue la ruta de la seda, aquella antecesora de la globalización que entre los siglos IX y XV unió comercialmente Asia y Europa a pesar de cordilleras y desiertos.

El trayecto de las mercancías del Yixinou no será plácido. Tres veces deberán ser cambiadas de vagones para superar los diferentes anchos de vía en las fronteras entre China y Kazajistán, entre Polonia y Alemania y entre Francia y España, adonde entrará por Irún, en el corredor atlántico, en detrimento del eje mediterráneo (Portbou y Figueres-Vilafant, esta vía con ancho internacional), según el operador, DB Shenker.

MÁS DE UN MES EN BARCO

La línea reducirá la dependencia del transporte por mar y aire. El tren es más rápido que el primero y más barato que el segundo. Yiwu no está en la costa, así que las mercancías viajan al puerto antes de ser embarcadas y su llegada hasta España puede retrasarse más de un mes.

China pretende que esa espera menor convenza a muchos a pesar de que sus costes de operación son aún un 20% más altos que por mar. El Gobierno chino defiende que la factura bajará a medida que aumente el valor de las importaciones y exportaciones.

Los ensayos del trayecto que empezaron en enero y solo hasta Asia central sugieren el éxito. Las exportaciones de Yiwu a aquella zona alcanzaron los 31 millones de euros en nueve meses, el triple que en el mismo periodo del año pasado. Y el tren solo viajaba a media carga.

El debut del Yixinou tiene un perfil experimental. El plan es presentarlo al empresariado chino y al español y el segundo viaje está planeado para después de Año Nuevo chino (febrero). Su funcionamiento comercial marcará su periodicidad.

No será difícil que el tren viaje cargado hasta Madrid, pero su rentabilidad depende de que no regrese vacío. Es el problema de las actuales conexiones entre China y Europa.

PRODUCTOS PERECEDEROS

Javier Serra, consejero jefe de la Oficina Económica y Comercial de España en China, anima a los empresarios españoles. «El tren es idóneo para productos perecederos o componentes de alto valor unitario. Por ejemplo los electrónicos, porque no pesan mucho y el recargo del 20% se nota menos. O elementos que necesitan acoplarse a una cadena de montaje con urgencia», señala.

El tren responde al plan de Pekín. «China espera que Occidente participe en el establecimiento de la línea Yiwu-Madrid, que ayudará a aumentar los niveles de cooperación entre China y España», dijo el presidente Xi Jinping en septiembre tras reunirse en la capital con su homólogo español, Mariano Rajoy. A Madrid está previsto que el convoy llegue con 30 contenedores de 12 metros.

Pekín anunció este mes que destinará 32.000 millones de euros a infraestructuras y cooperación industrial y financiera para ensanchar el cuello de botella asiático en el tránsito de sus mercancías.

China es el mayor exportador hacia Europa y el comercio entre ambos supera los 800 millones de euros diarios. Pekín ha empezado a fletar los transportes por tren en los últimos años hacia Europa. El nexo con este continente contaba ya con las conexiones entre Pekín y Hamburgo y entre Chongqing y Duisburgo.

Algunos expertos han subrayado que las mejoras de las conexiones con el resto de Asia también supondrán un beneficio geopolítico a Pekín ya que estrechará su influencia en una zona en la que EEUU le discute la hegemonía.

HIPÉRBOLE

Yiwu es otro ejemplo de la hipérbole china. Hace apenas 30 años era una aldea de campesinos y hoy, con dos millones de habitantes, es oficialmente el mayor supermercado del mundo y oficiosamente el más barato. A 300 kilómetros al sur de Shanghái, es un destino forzoso para los empresarios de todo el mundo, que allí nutren los todo a un euro, una libra o un dólar. Los carteles están escritos en una decena de idiomas. Sus mercados ocupan cuatro millones de metros cuadrados y cuentan con 62.000 tiendas que venden 1,7 millones de productos diferentes. Los lugareños defienden su papel de gran escaparate de la fábrica global: «Lo tenemos todo, y si no lo encuentras, pídelo y te lo haremos», dicen. De Yiwu sale el 80% de los adornos navideños, la mitad de las cremalleras y el 40% de los relojes eléctricos del mundo.